55. Adiós... TREP

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SAMY

Habían pasado varios días desde que nos permitieron entrar a la habitación de Emily.

Regrese a casa a darme un baño, al salir me mire en el espejo y me percate que había bajado mucho de peso, demasiado, vi mis ojeras enormes y mi mirada apagada. Estos últimos días me la había pasado durmiendo en las sillas del hospital.

Recuerdo la vez que sacaron a Emily de la sala de emergencia, fue horrible verla en ese estado.

─Yo debería de estar en ese lugar, no tu Emily ─me dije.

Alguien había tocado la puerta de mi habitación lo que hizo que me acomode la toalla y dije:

─Adelante.

Mi madre abrió la puerta y detrás de ella estaba mi padre.

─¿Cómo estás princesa? ─preguntó mi padre.

─Bien, gracias ─mis padres se miraron preocupados y supe que sus intenciones no eran saber de mi estado─. Si tienen algo que decir, díganlo.

─Hace unos días le llegó un correo a tu padre, es sobre la universidad a la que ya no querías ir ─se detuvo mi madre─. Te aceptaron.

─Tu madre me comentó que tenías a un amigo en el hospital y que por eso te la pasabas ahí, pero queríamos preguntarte si te interesaba, aunque sea un poco, esa universidad ─continuó mi padre.

No pude decirles a mis padres que era Emily quien estaba en el hospital, sobre todo a mi madre, así que solo dije que era un amigo.

─No lo se... ─agache la cabeza─. Ahora no tengo cabeza para eso.

─Pero es tu futuro hija.

─Lo sé, pero... ─me detuve.

─Hija, sé que ese amigo debe de ser importante para ti, pero no por eso debes pausar tu futuro ─hablo mamá─. Es tu decisión, te apoyaré pase lo que pase. Pero piensa en ti.

─Ya eres mayor de edad Samy, sabes que desde ahora tu futuro dependerá solo de ti, ya no de nosotros, espero entiendas eso ─sentenció mi padre.

─¿Quieres que hablemos a solas hija? ─preguntó mamá y asentí─. Muy bien, cariño, retírate por favor ─pidió mi madre.

─Está bien, ya me di cuenta que estorbo ─beso en los labios a mi madre antes de irse─. Terminaré de cocinar, tomate tu tiempo.

Cuando papá se retiró de mi cuarto mi madre se sentó en el borde de la cama y dio palmaditas para que me sentara a su lado, caminé e hice lo que quería.

─¿Hace cuánto no teníamos una conversación de madre a hija? ─preguntó ella.

─Hace mucho.

─¿Quién es el amigo que está en el hospital?

─Un compañero, hacía trabajos con él de vez en cuando.

─Y es tan importante que te la pasaste todo este tiempo en el hospital.

─Si lo es.

─¿Te gusta ese chico o es tu novio?

─Es solo un amigo.

─¿Es Rodrigo?

─Rodrigo no me gusta ─le aclaré.

─Es Rodrigo el amigo que está en el hospital ─me corrigió.

─Ah ─negué─. No.

─Bueno, supongo que su nombre será un secreto ─soltó una risa─. ¿Cómo están tus amigos?

INFELIZMENTE FELIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora