58. Un ultimo día juntos

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EMILY

Muchas veces tuve sentimientos que ignoraba.

Tuve emociones que reprimí.

Tuve acciones cuestionables, incluso para mí lo eran.

Muchas veces tuve presentimientos que ignoré.

Lo cruel de recordar, era saber que no eras como creías ser. Yo era débil, sabía que era débil y aun así no hice nada para cambiarlo. Era lo que más odiaba de mí.

Esta vez no quise ignorar el sentimiento de preocuparme por Thiago, no quiero reprimir esta emoción, esta vez quería estar con él, sentía que debía de estar con él. Quería verlo, necesitaba decirle que recuerdo quien era él, que sé quién era el en mi vida y lo importante que es.

Había salido de casa tan repentinamente que no traía nada, ni un celular, ni dinero. El viento golpeaba mi rostro y las personas de mi alrededor abrían paso al verme correr.

Cuando crucé la calle un coche verde pasó por mi lado, casi me atropella, me detuve unos momentos para después continuar el poco camino que me quedaba, pasó casi nada cuando doble para la izquierda y me detuve de seco, lo que tenía frente a mis ojos me había dejado impactada. El coche que casi me atropella retrocedía hacia mí y dobló para escapar, voltee cuando escuche el grito de Diana al decir el nombre de su perro.

Laia corrió hacia su lado y al parecer quiso calmar a Diana, pero no lo logró, porque ni ella misma pudo calmarse.

Lo que me impactó no fue la señora rubia, que supuse que sería la madre de Thiago, por el parecido que tiene con Diana, sino que, me impactó ver la imagen de Diana.

Era como si lo hubiera perdido todo.

Sentí como ella misma me transmitía ese dolor.

El cuerpo de Obito dio un último esfuerzo por levantar la cabeza y mirar directamente a Diana.

De pronto un coche se estacionó al lado de ellos, todos subieron desesperadamente, todos menos Ori. Ella se veía como si no le afectara ver a su hija en ese estado, de hecho, no parecía inmutarse ante el dolor de su hija, puede que sea por la impresión.

Todos se fueron y yo seguía sin poder moverme, Ori soltó un suspiro y se acomodó el cabello, en ese momento se dio cuenta de mí, frunció el ceño y luego sonrió. Era tal y como Thiago me la describió.

Me puse nerviosa cuando comenzó a acercarse a mí mostrando una sonrisa amplia. Era como ver a Diana sonreir.

─Tú debes de ser Emily ─afirmó.

─¿Eh? ─asenti─. Mucho gusto.

─Supongo que viniste a ver a mi hijo.

─Si, pero supongo que no es el momento.

─¿Aún eres la novia de mi hijo? ─preguntó repentinamente.

─Yo... ─trague saliva─. Si.

─Ya veo, ¿quieres entrar a casa?

─No, la verdad es que quería hablar con Thiago y...

─Justo de él es de quien te quería hablar ─me corto.

─¿Eh?

─Hay cosas en las que quería ponerme al corriente, tu siendo su novia podrías ayudarme en eso.

─De acuerdo.

Dio media vuelta y caminó en dirección hacia la que supongo ahora es su casa, yo la seguí, no pude evitar pensar que no se inmuto ante lo que le paso a Diana, parecía que no le importara, o tal vez soy yo sobre pensando las cosas, antes lo hacía, puede que ahora también.

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now