29. El festival deportivo

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EMILY


Todos estamos listos.

Todos nosotros en el patio, listos para la carrera de relevos, hace unos minutos perdí de vista al señor Werensp, lo mas lógico sería que se haya marchado. Aunque lo dudo, estamos jugando no solo el poder de que el señor Werensp sea capaz de dominar a Rodrigo a su antojo, también el honor, que estoy segura que para él eso es una de las cosas que más le importa.

No me agrada la sensación de haber apostado el futuro de Rodrigo así, pero cuando lo vi, cuando vi como desafío a su padre, como ya no agacho la mirada, lo entendí, él deseaba hacer esto, el único momento era ese. Entonces yo lo apoyaría.

—Rodrigo... tu padre, ¿dónde está? —preguntó Sofia, volteo a ver a todos lados buscando rastro alguno del señor Werenps—. ¿Acaso se marchó?

—No, está planeado como destruirnos —respondió Emilio.

—¿A qué te refieres?

—El padre de Rodrigo solo estará como observador, mientras nosotros somos los que participaremos, por lo tanto él realizará todas sus jugadas entre las sombras, sin que nadie se percate.

—¿Tienes una idea de que planearía hacer? —pregunté volteándolo a ver.

—No lo creo, mi padre es un hombre que actúa de la manera menos esperada y muchas veces, de manera agresiva —confesó Rodrigo, quién lo dijo como si nada, natural, acostumbrado a todo ese daño que le provocaba su propio padre.

Me molesta tener que ser solo un espectador, me molesta no poder hacer nada para protegerlos, me molesta el tener que estorbar. Así me sentía ahora, que estorbaba.

—Si no ganan les juro que are que limpien mis zapatos con su lengua —soltó Samy haciendo que los tres chicos dieran una pequeña risa.

Pero lo que dijo también cambio algo en mi, se que soy una espectadora, pero si en algún momento me tocara actuar y dejar de solo ser eso, si hacer trampa me hace peor persona, pero también hace que no les pase nada malo, entonces no me molesta tener que dejar de ser la chica callada, inocente, la que a estado solo entre las sombras.

Ya no, se acabo, se acabo esa Emily, al menos hoy no permitiré que lastimen a las personas que quiero.

Que empiece el juego.

—¡A continuación, nuestras ultimas clases participaran en la carrera de relevos! —anuncio la directora a través del micrófono, todos volteamos a verla.

—¡Thiago! —volteemos al escuchar que una chica pelirroja llamaba a Thiago y que se acercaba hacia nosotros un poco agitada—. Hay un problema.

—¿Qué sucede, delegada? —pregunto Emilio.

Asi que ella era la delegada de su clase. Ella trataba de calmarse, se ve que corrió mucho. Estaba vestida con el pantalón de deporte de la escuela y la camisa de su clase, su cabello largo y algunas pecas resaltaban mucho, estaba un poco roja por a ver corrido, era de piel clara, un poco más alta que yo.

—Todos los participantes están en los baños, algunos tienen ganas de vomitar y otros tiene diarrea —comunico su delegada aún agitada.

—¿Cómo sucedió eso?

—No lo sabemos, ellos solo comieron la comida de la cafetería y unas bebidas que trajo el señor Werenps.

«Mierda»

Ya sabemos que sucedió, no tenemos ni porque explicarlo, el señor Werenps ya hizo su primera jugada, por eso desapareció unos minutos.

Debí de seguirlo, ver su próxima jugada, lo hizo solo en minutos, supongo que consiguió algún medicamento que produjera esto, ahora todo estaba mal, él fue capaz de hacer todo esto.

INFELIZMENTE FELIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora