30. El final de este infierno

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EMILY


Agotados.

Nerviosos.

Tensos.

Esas palabras describían a la perfección la situación en la que nos encontrábamos en este momento.

Por un lado la clase C quien cuenta con todos sus jugadores intactos y sobre todo lo oficiales.

Mientras la clase A cuenta con estudiantes juzgados por medio colegio, los cuales ahora dan que hablar; y mi clase, quien no domina este deporte, pero siempre llegan a ser empáticos.

Ojalá esta fuera una de mis series donde el perdedor siempre actúa al último minuto, donde gana y tiene un final felíz, pero aquí hay algo, nosotros debemos de tener una ventaja de cinco goles, todo esto, por culpa de el señor Werenps.

—¡Que empiece el segundo tiempo! —sentencio la directora.

Comenzó. La pelota empezaba a trasladarse de un lugar a otro, con cada patada, con cada pase; algunos se lucian, otros se inquietaban y la multitud susurraba mientras yo solo tense la mandíbula de los nervios que me invadían.

Entonces la conmoción nos invadió a más de uno cuando Emilio estaba cerca del arco con la pelota dirigiéndose cada vez más cerca, parecía como si la clase C no le intimidara en el momento que se acercaban, en este segundo tiempo llego mejor que nunca.

No estaba molesto, él estaba frustrado por los resultados, sentía miedo de perder y que Rodrigo, su mejor amigo, tenga que sufrir; pero eso sirvió de mucho porque de un solo tiro llego el ansiado gol que empató todo.

Emilio camino en dirección al señor Werens, como si fuera un modelo, sudado, agitado, cansado; dándole asi una risa chueca, advirtiéndole que el haría lo posible por ganar. 

—¡GOOOOL! —gritaron.

Despues de cuatro minutos, Thiago tenía la pelota en sus pies, podía manejarlo muy bien, era muy ágil, todos temblaban por esperar el gol, muchos se inquietaban; pateo la pelota dándole un pase a Rodrigo quien lo paro de pecho, que parecía ser su especialidad, se aseguró, no se alteró ni se puso nervioso, lo tomo con tranquilidad dando asi un tiro que estuvo a punto de salir, pero que llego a marcar un gol.

—¡GOOOOL! —grito la clase A.

Volteo para verme a mi, dándome una sonrisa de satisfacción, de alegría, de emoción, parecía un niño al cual le acaban de dar permiso de salir a jugar, de disfrutar con otros, de disfrutar lo que hace; el se sentía libre, sin cadenas. 

Era feliz viendo infeliz a la clase C, le superábamos no por mucho, pero le estábamos ganando.

El pelirrojo empezó a jugar sucio, cuando corría empujaba con furia a mis compañeros, algunos caían y otros simplemente intentaban no caer, tómenlo como un héroe si lo desean, pero es como un relámpago la forma en que apareció Thiago quitándole la pelota, dándole un pase a Pol quien no sabía cómo manejar la situación y con miedo tiro la pelota hacia su derecha, tomando asi la pelota Emilio, quien sin pensarlo le dio el pase a Thiago, quien fusilo al arquero con ese tiro, anotando un gol que se gritó.

—¡GOOOOL!

Y asi fue como los pases de Thiago, Emilio y Rodrigo hacían temblar a medio público que veían el partido, ahora lo entendí, estos tres chicos solo necesitaban ganas para poder destruir incluso un gran plan planificado por un empresario.

Se que ellos pueden dar para más, ojala pueda llegar a presenciar el momento en el cual se unan como nunca.

Di una risa chueca cuando vi el gol de Rodrigo, solo a dos goles y destruiríamos al señor Werensp.

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now