INFELIZMENTE FELIZ

59. Te extrañare

EMILY

Durante mucho tiempo viví en mi propio mundo, uno en el que sabía que jamás podría pasar esta situación, ahora entiendo porque hice mi mundo, porque ahí no dolía separarme de alguien, porque en ese mundo no tendría que decirle adiós a la persona que amó, porque era cobarde y eso me protegía, suena tan ilógico que la cobardía sea un escudo, pero ese era el mío.

Ser cobarde al enfrentar la realidad hacía que estuviera protegida de la cruda realidad.

Durante esa noche me imaginé la mejor manera de poder darle el mejor día a Thiago, sabiendo que no tendría un buen final.

Muchas veces conocemos a personas que llegan a nuestras vidas para quedarse, pero hay otras a las que sabes que tienes que alejar, por más que los quieras a tu lado. Justo ahí entendí el concepto de "el amor no es suficiente".

Aún hay una pregunta que resuena en mi mente, y es... ¿Cómo le explico a mis sentimientos qué con la única persona que tratábamos de mostrarnos tal y como éramos, ya no estará a nuestro lado?

Esto lo hago por ti mamá.

Esto lo hago por ti Thiago.

Esto lo hago por ti señor Edrick, no merecía nada de lo que mi familia le hizo, pero sé que usted haría lo mismo que yo, proteger a quienes quiere.

Yo te quiero Thiago, pero no sé cómo podría seguir queriéndote si supiera que pude evitar todo y aun así no hice nada.

«No sé si esta es mi primera vida...»

─Thiago...

«... O la segunda»

─... quiero terminar contigo

«Pero ruego porque no sea la tercera, porque entonces este sería un triste final»

«Y si es la segunda, quiero entender qué fue lo que hice para tener que pagar esto»

«Y si es la primera, prometo que, en nuestra segunda vida, seré yo la que luche sin cansancio por lo nuestro, prometo darte una Emily que no te lastime, prometo que cumpliremos todas las promesas que nos hicimos en esta vida»

Los ojos de Thiago repentinamente se cristalizaron mientras comenzaba a negar, después soltó una risa torpe, creyendo que todo lo que dije tal vez sea solo una broma pesada, pero al ver que yo no me reí y mucho menos mostré intención de hacerlo, seguía tratando de soltar una risa.

─No... no entiendo... ─dijo torpemente.

─Yo... quiero que te alejes de mí.

Lentamente él se negaba a creer que esas palabras salieron de mí, verlo así solo me hacía imaginar que ahora por mi culpa, tenía el mismo rostro triste que cuando era un niño, cuando era adolescente, y ahora... cuando se convertía en un adulto.

─¿Por qué? No logro entenderte, hace unos momentos tú y yo... ─se detuvo.

─Intenté quererte Thiago, pero no pude hacerlo antes y tampoco ahora ─lo corté.

─¿Antes? ─soltó con un tono bajo.

─Yo... nunca estuve enamorada de ti, lo siento.

Hubo unos segundos de silencio en los que mis dedos se peñasqueaban una parte de mi pierna, estaba haciendo lo posible por no soltarme a llorar, no podía llorar, porque entonces sería tan cobarde que no podría alejarme de él.

─¿Es una broma, cierto?

─Lo siento.

─No lo acepto, no pienso terminar.