3. Primer encuentro

32.3K 1.1K 308
                                    

EMILY

Llegue a casa, después de caminar por mucho tiempo, digo caminar por qué si camine ok, el taxi también influyo, pero no hay que quitarme méritos.

Subí hacia mi cuarto, abrí la puerta, vi mi cama y me tire encima de ella, con una de mis manos tome mi almohada y empecé a gritar tapándome la boca con eso.

—¡Qué tonto es! ¡Es un... un idiota! ¡Maldito Thiago, ojalá que te dé diarrea! —grite furiosa.

En ese momento tome mi celular y marque a Sofia, para que venga a mi casa, necesitaba conversar con ella y contarle lo que me paso ayer y hoy.

—Hola —saludo al instante en el que contesto.

—¡Tengo que decirte algo así que ven! —exclame.

—Enseguida voy, llego en veinte minutos —respondió con mucha firmeza y seriedad.

Colgué y me quedé mirando al techo, preguntándome por mi existencia.

Esperando a que llegué ella, puse música en mi cuarto para poder pensar. Necesitaba ser sincera con ella, bueno con ella podía serlo, teníamos mucha confianza.

El timbre sonó y supe que era Sofia por las varias veces que toco, así que decidí bajar al primer piso corriendo. Al abrir la puerta, la vi con dos helados en la mano, la abracé y le dije:

—Gracias por entenderme sin decirte nada.

—Vamos a tu cuarto, para que me cuentes mejor.

Dejé de abrazarle para darle una sonrisa de boca cerrada mientras asentí con la cabeza.

Sabes que es la correcta cuando te entiende con solo escuchar el sonido de tu voz.

Fuimos a mi cuarto y nos sentamos en la cama, ya cómodas le empecé a contarle cada detalle de lo que me paso ayer y hoy. Detalle a detalle.

—Creo que tiene un poco de razón Thiago —comentó Sofia— No puedes estar con alguien cuando una de las dos partes no conoce al otro.

—Sé que suena tonto, pero... —me detuve— sé que es buena persona.

—¿Y cómo estás tan segura? —alzo una ceja, mostrándose desafiante—, te empezó a gustar solo porque una vez viste como le ayudo a cruzar la calle a una persona mayor.

—¿Y eso te parece poco?

—No digo que lo que hizo este mal —suspiro con lentitud—, digo que él ni siquiera sabe si respiras o no y además todos conocemos como es Rodrigo de mujeriego y ¿Aun así te gusta? —lo dijo antes de probar una cucharada de su helado.

—Pues, como hago para superarlo.

—No sé si eres infantil o torpe, no puedes superar a alguien con el que no tuviste nada y que no sabe que existes. Y te voy a repetir esto: No sabe que existes.

—¡Dolió!

—Pero es la verdad.

—Un poco.

—Si quieres tener al menos una esperanza has algo y no te quedes viendolo de lejos.

—Pero no me regañes.

Ella resopló, se acercó a mí y me sobo la cabeza como si fuera su cachorro, esto ya era común entre nosotras así que no comentaría nada.

—¿Qué te parece si salimos de aquí y vamos a caminar?

—Si, por favor —contesté tomando su mano.

Lo que yo necesitaba es relajarme y salir de estas cuatro paredes, así que decidí ponerme una ropa más decente para salir mientras Sofia me esperaba.

INFELIZMENTE FELIZOnde as histórias ganham vida. Descobre agora