27. La historia real

16.4K 676 263
                                    

EMILY

Estaba tirada en el sofá viendo mi serie, comiendo pastel, la verdad que estar lastimada no fue para mal, me han estado ingriendo mucho, no solo mis amigos también mi madre.

Mientras seguía comiendo un pedazo de torta que me había comprado Rodrigo. Sonó el timbre de mi casa, puse el plato en la mesa que estaba al frente, apague la serie que ya había acabado.

Me preguntó quien será, tal vez regresaron a engreírme, me puse de pie, el dolor ya no se sentía, podía caminar con mucha facilidad, camine hacia la puerta, la abrí y me tope con él chico de cabello oscuro y desparramado, ojos que parecían iluminarse un poco ante tanta oscuridad, era muy alto, una mandíbula definida, unas cejas ni tan gruesas, y sobre todo... Ese aroma masculina y atrayente.

—Hola —saludo Thiago—, vine a ver cómo seguías.

La verdad no me sorprendió mucho que venga Thiago, él con Sofia y Rodrigo me han estado visitando mucho últimamente y creo que se volvió algo acogedor.

Pero para mí mala suerte estaba hecha un desastre, mi cabello estaba hecho un moño con algunos mechones sueltos por mi cara, tenía un pantalón largo y grande de color rosa que muy poco usaba con una camisa del mismo color además de larga, bueno, me acaba de ver en mi peor versión.

Abrí más la puerta para que ingresara, ingresó; le indiqué que se sentara y mientras caminaba y no podía verme aproveche en arreglar mi cabello un poco.

—¿Ya estas mejor? —preguntó mientras caminaba hacia el sofá.

—Si, ya estoy mejor —confesé ya sentada.

—Bueno seria extraño que no lo estés —inquirió sentado.

—Pero aún duele —mentí.

—Has estado muy consentida no crees.

No sonó como una queja, al contrario parecía que lo disfrutaba.

—La verdad es que no me quejo, ya pasaron dos semanas desde que me caí y he estado consentida por todos —encogí los hombros—, solo lo disfruto.

—Bueno, es lo que mereces, después de todo diste hasta tu pie por ayudarlo.

—Lo ayude porque sé que no lo hizo —asegure—, porque tú y yo sabemos que él no sería capaz de hacer eso. Yo se que tu crees eso, así que no trates de negarlo.

—Digamos que ya no es tan idiota como antes.

—Aún qué, creo que están exagerando mucho —me limite a decir.

—¿Por qué?

—Sofia no para de llamarme y la primera semana vino a casa con un taxi para que yo no caminara hasta la parada de autobuses, no me quejo, pero no estoy invalidad de acuerdo.

Soltó una mínima carcajada.

—Y Rodrigo no se queda atrás — continúe—, vez esa torta de allá —señale el pedazo de torta que estaba comiendo—. Él me lo trajo y no solo eso, me habla cada tres horas y me pregunta lo mismo, y ni hablar de la vez que me quiso cargar para que no camine.

—Lo recuerdo, fue la primera semana, verdad —asentí con la cabeza—. Disfruta como te conciente, no todos los días te lastimas las piernas.

Bueno, mi madre no me a hecho barrer ni lavar los platos así que no veo lo malo, aún qué mire mi casa y si necesitaba que barriera y acomodar mi casa.

Espera... Thiago esta viendo este desastre... demonios.

—Thiago, necesito que desaparecer por una hora —dije un poco alterada, y no faltaba más, esta viendo este desastre.

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now