8. Nadie lo sabia

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EMILY

Ya pasaron dos días desde la vez que salimos los cuatro al parque de diversiones, desde ese día Rodrigo y yo nos volvimos más unidos, ahora tengo su número y él tiene el mío al igual que tengo los números de Samy y Thiago.

Me dirigía hacia la escuela, no era tan tarde, pero tampoco tan temprano, pero yo caminaba relajada hacia el bus. Este estilo de vida me gusta.

—¡Emily! —al escuchar mi nombre volteé, era ella, corría para venir detrás de mí.

Sofia y yo tenemos muchas cosas en común, en cierta forma ella es la hermana que nunca tuve.

—Buenos días, Sofi —saludé.

—¿Sofi? —tocó mi frente—. No, no tienes fiebre.

—¿De qué hablas? —me reí—, ya no le puedo dar amor a mi mejor amiga acaso.

—¿Qué hiciste?

—Hey, ofendes.

—Perdón —se detuvo aun impresionada—, solo que no me acostumbro.

—Mejor vámonos, el bus nos dejará, y ahí te quiero ver correr.

Caminamos hacia la parada de autobús, llegamos a las justas, como de costumbre. A veces creo que el conductor del bus siempre se queda esperándonos unos segundos más. Nos quiere.

Al llegar me percate que no era tan tarde, vamos mejorando Emily.

No es cierto, el vecino hizo una fiesta y no me dejó dormir, solo por eso me levanté casi temprano.

Le comenté eso a Sofía y se burló, seguimos caminando hasta que en un momento vi a Rodrigo, ¿lo saludó?, no tendría nada de malo si lo hago ¿no?

Digo, últimamente hablamos mucho, pero no me acerco a él porqué siempre para con un grupo de chicas a su alrededor, pero esta vez estaba solo.

Él me vio, frunció el ceño y al darse cuenta que si era yo se acercó hacia mí.

—Hola, Emily —saludo— y Sofía, ¿cierto?

—Si —afirmó ella.

—¿Las acompañó a su clase?

—No, en realidad solo quiero dejar algo en mi casillero, quiero irme primero a un lugar —comenté.

—¿Adónde? —preguntó Sofía.

Me acerque hacia su oreja para susurrarle:

—Al baño, no me hagas quedar en ridículo por favor.

—¡Cierto, la maestra te llamo Emily! —exclamó ella.

—¿Deseas que te dé un megáfono acaso?

Agradezco que me quiera ayudar, pero que no haga ese escándalo, creo que Rodrigo ya se dio cuenta. Te quiero matar Sofía.

—Entonces las dejo chicas —nos guiñó—, las veo después..

Asentimos. Le di un golpecito en la costilla a ella.

—¿Qué hice yo? —pregunto.

—Rodrigo se dio cuenta, Sofia te pasaste.

—Pero yo solo quise ayudar.

Voltee y abrí mi casillero, deje las cosas que tenía en la mano para después cerrarlo de mala manera. Y no estaba molesta, estaba avergonzada.

Me dirigí al baño de mujeres, cuando estaba al frente del baño me intrigaba saber por qué estaba cerrado, eso era muy extraño. ¿Estarán limpiando?

INFELIZMENTE FELIZWhere stories live. Discover now