Capítulo 51

57.4K 5.1K 6.6K
                                    

Conozco aquella furia desmedida que no puede disimular, es consecuencia del odio reprimido durante años.

Se refleja en sus ojos, arde como un bosque siendo consumido por llamas intensas, prometiendo muerte. Pero también hay cierta angustia oculta con minucioso cuidado, nublada intencionalmente. Ella decía la verdad: esconde su dolor, lo transforma. Y tal vez, si no me lo hubiese dicho, nunca sería consciente de ello.

—¿Mi padre genera tanto desagrado en ti? —logro hablar, perplejo. Ignoro cómo el escozor en mis pies parece aumentar—. ¿Él arruinó a tu familia?

Es la única explicación.

—Sí —afirma.

La observo con incredulidad y confusión, intentando procesarlo. Esperaba esa respuesta, pero solo consigue llenarme de más preguntas. ¿Cómo pudo hacerlo? Patrick es inhumano, a veces dudo si en algún momento sintió algo que no fuese odio hacia cualquier ser vivo, sin embargo cuesta entender qué hizo para enfurecerla así. Ellos no llevan ni un año en pareja, con suerte nueve o diez meses, cinco conviviendo juntos: su familia llevaba mucho tiempo rota antes de conocerlo.

—Occidere fue el principio —prosigue al notar mi silencio, fingiendo calma—. Su empresa es altamente reconocida, pero antes lo era aún más. Cada ciudadano anhelaba trabajar allí, prometía buenas ganancias y estabilidad. —Se pasa una mano por la frente—. Ianis, luego de varias entrevistas, obtuvo un puesto en ella. Si bien su sueldo era bueno considerando que solo trabajaba como guardia de seguridad, el dinero nunca alcanzaba. —Traga saliva—. Demasiadas cuentas, muchos trámites pendientes, y aunque el colegio Alpha nos brindó una beca, no pagaba gastos extras como libros, uniformes, útiles escolares y transporte público. —Su mirada triste me congela el corazón—. Apenas podíamos costear nuestras necesidades básicas.

Un amargo sentimiento recorre mi pecho, rodeándolo de espinas venenosas. Las palabras "gastos extras" se repiten incontables veces, clavándose profundamente entre pensamientos borrosos. Rasguño el suelo con los pies descalzos, deseando que aquel ardor me tranquilice.

—¿Tu mamá te había lavado el uniforme? —Aplasto al niño con la suela de mi zapato, manteniéndolo inmóvil contra el pasto húmedo y terroso—. Es una pena que las mascotas se ensucien tanto.

—S-Se está descosiendo —murmura sin mover ningún músculo, con su cabello pulgoso embarrado—. Si quieres golpéame, p-pero detente.

—¿El pobre Miller no puede comprarse otro? —Suelto varias carcajadas.

Rebeca debía lavar cada día su uniforme, incluso comprar nuevos cuando los dañaba demasiado. Eran gastos innecesarios, provocados deliberadamente por mí.

—¡Qué mochila tan infantil! —Camino hasta Miller, quitándosela—. ¿Te crees superhéroe? —pregunto sonriendo, sacando mi navaja del bolsillo—. Ellos no existen, nadie vendrá a salvarte. —Comienzo a destrozar la figura de Batman, rayando una y otra vez su rostro.

Rebeca se veía obligada a comprar otra mochila, usando el dinero que necesitaba para otras cosas.

—Mi cocinero hizo verduras con carne al horno, hechas como me gustan. —Sostengo una vianda desgastada, mirándola asqueado. Trae fideos que parecen rancios, huelen muy mal. Miller se queda callado, haciéndome enojar—. ¿Y a ti te dan esta basura? Tu madre definitivamente te odia. —La tiro contra el suelo del salón vacío, esparciendo todo su repugnante almuerzo.

Aaron no comía porque yo se lo prohibía, quitándole la vianda a diario, logrando que Rebeca deje de almorzar para que su hijo tuviese el alimento necesario.

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now