Capítulo 13

130K 13K 42.3K
                                    

Mis pasos resuenan como ecos vacíos por los pasillos adormecidos, solitarios. Vago sin un rumbo fijo, sintiéndome la peor peste del mundo entero. Cada pensamiento consigue ahogarme un poco más, caigo hundido en la propia miseria que yo mismo creé. Pero no quiero revolcarme en la autocompasión, merezco lo que me está sucediendo. 

¿Por qué me dejó ir?

Tuvo que haberme golpeado, él tenía ese maldito derecho. Le hice cosas terribles, causándole un daño permanente, profundo. Se me eriza la piel de solo recordar cómo lo traté, fui cruel e inhumano. Buscaba humillarlo, degradarlo, hacer que se sometiera a mi voluntad. Fue nefasto, monstruoso. Aaron merece vengarse, necesito que lo haga. La culpa devora mi alma como el peor de los demonios, y si no detengo este sentimiento pronto, no sé qué pueda ocurrirme.

Siempre creí ser la víctima de mi historia: el chico al cual su padre maltrataba, el niño que perdió a su mamá. Ese joven solitario, desconfiado, que es incapaz de amar porque no sabía cómo hacerlo. Nadie le enseñó, nadie lo protegió. Siempre pensé que era bueno, nunca busqué lastimar a nadie, nunca intenté hacer sentir mal a otros.

Pero ahora, cuando observo al chico frente al espejo, solo siento asco.

No soy quien pensaba que era, he estado engañándome a mí mismo. Uno de mis peores temores es parecerme a mi padre, y en esos nauseabundos recuerdos me veo idéntico a él. La mirada altiva que le lanzaba al rubio, el maltrato psicológico que ejercía sobre Aaron, son cosas que Patrick siempre ha hecho. 

Mi respiración comienza a volverse irregular, llenándome el pecho de pánico puro. Es demasiado el odio que estoy teniéndome en este momento, no puedo soportarlo. Necesito distraerme, necesito escapar de aquí. Quiero correr hasta que mis piernas duelan y caigan contra el suelo, deseo sufrir lo suficiente hasta aplacar este sentimiento de culpa. 

Alcohol. 

Patrick tiene bares personalizados, repletos de las bebidas más caras. Son tan abundantes que jamás notará si tomo un par de botellas, nadie está cerca para verme hacerlo. Él continúa en su empresa, Rebeca posiblemente haya salido con sus amigas, y los empleados domésticos deben estar descansando o terminando sus quehaceres. Es mi oportunidad. 

Camino a gran velocidad, aumentando los latidos de mi ansioso corazón. Sé que esto no es correcto, el alcohol nunca resuelve problemas, solo los intensifica. Pero mis opciones son limitadas, si no lleno el vacío que está consumiendo mi pecho ahora mismo... Terminaré yendo hacia Aaron, llorando en busca de un perdón que desmerezco. 

Empeoraré la situación, recibiré nuevos golpes que tampoco resolverán nada. 

Por eso necesito abandonarme unas horas, alejarme de este lugar. 

El frío otoñal recorre las desoladas calles, apenas se escuchan automóviles circulando a lo lejos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El frío otoñal recorre las desoladas calles, apenas se escuchan automóviles circulando a lo lejos. Mis piernas están entumecidas, ambos pies me suplican a gritos que pare de caminar. El vodka puro yace vacío contra el pavimento, hecho trizas. La botella de ron se encuentra en mi mano izquierda, si pudiese abrirla ya la hubiese bebido. No sé dónde me encuentro, solo deambulo entre los rincones de esta putrefacta ciudad. Mi vista es pésima, con suerte logro distinguir varios edificios. Debo tener cuidado al mirar carteles luminosos, porque el brillo borroso que emiten me marea demasiado. 

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now