Capítulo 39

83.7K 8.8K 14.7K
                                    

El viento sacude nuestro ventanal llenando la inmensa habitación de un constante golpeteo, que sincroniza con los acelerados latidos de mi corazón. Aaron me observa expectante, con evidente preocupación en su mirada. Intento encontrar una forma de explicarle cómo me siento pero no sé ni siquiera por dónde empezar. Cierro mis puños inconscientemente, sintiendo las uñas clavarse en mis palmas. 

—¿Vas a decirme lo que ocurre? —espeta él, impaciente. Se arrastra lentamente por la cama hasta quedar sentado junto a mí, casi rozándome—. No lo entiendo, estas últimas semanas nos hemos llevado muy bien. ¿Hice algo mal? 

—No es eso —me apresuro a decir incapaz de mirarlo—, es solo que no me he sentido muy bien. 

—¿Por qué? —pregunta tomando mi rostro entre sus manos, obligándome a verlo. 

—Creo que es por tu actitud —respondo inseguro—. De un momento a otro cambió completamente, no esperaba algo así. Pasaste de insultarme en cada oportunidad que tenías, a tratarme como si fuese... —titubeo sin saber qué decir—. Como si fuese alguien importante para ti. 

—Pero eres importante para mí, pensé que eso quedó bastante claro —dice con algo de enojo en su voz—. Y sigo sin entender, ¿se supone que lo que te hace sentir mal es que te trate bien? 

Maldición, dicho así suena realmente terrible. 

—En parte es cierto —contesto separándome de él, haciendo que suelte mi rostro—. Tu actitud me desconcierta porque no estoy acostumbrado a que seas así conmigo, a veces pareciera que fueras otra persona. 

—¿Me estás diciendo que prefieres que sea agresivo contigo? —pregunta levantándose de la cama, mirándome furioso—. Porque de ser así...

—¡Joder, no! —lo interrumpo poniéndome de pie—. Las personas no suelen ser tan amables y dedicadas conmigo, me parecería extraño esto viniendo de cualquier persona, pero más de ti porque hasta hace unos meses deseabas matarme. 

El enojo y la frustración nublan mi mente, llenándome de sentimientos desagradables que no puedo controlar. 

—¡Nunca deseé matarte! —grita tomándome del brazo, iracundo. 

—¡Tienes razón, solo deseabas que yo quisiera matarme! —escupo con voz venenosa, tratando de alejarme. 

—¡Te salvé de que te tiraras de ese maldito puente! —escupe acercándome a él, sosteniéndome con fuerza. Sus ojos oscurecidos se clavan en los míos, su respiración agitada choca contra mis labios. 

—¿Por qué lo hiciste? —pregunto susurrando—. ¿Por qué me salvarías después de lo que te hice? ¿Por qué eres amable conmigo ahora? —mis manos empiezan a temblar mientras una lágrima se desliza por mi mejilla—. ¡No tiene sentido que actúes de esta manera luego de todo lo que pasó, y sé que debe haber una razón oculta para que lo hagas! ¡Tú no serías dulce conmigo, así que dime por qué demonios lo eres! 

—¡Porque te amo! —grita frustrado, haciéndome callar. 

Mi sangre se congela en el instante que proceso esas tres palabras, mi respiración no tarda nada en volverse irregular, y hasta los latidos de mi corazón parecen detenerse por completo. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, estoy inmóvil. 

¿Qué acabé de escuchar?

No, tiene que ser una broma, Aaron no puede haber dicho eso realmente. 

Pero lo dijo. 

¿Qué se supone que debo responderle? 

—Yo... —me detengo por un segundo y respiro profundamente—. Yo no estoy seguro si esto que hay entre nosotros es amor. 

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now