Capítulo 45

85.4K 7.8K 11.8K
                                    

Las gotas de lluvia caen sin parar, resbalándose por el ventanal. Aquel nublado cielo se oscurece cada vez más, matando cualquier rayo de sol que desee escapar. Una ventisca helada atraviesa los rincones de la sombría habitación, logrando estremecerme. Todo mi cuerpo se encuentra inmóvil, atado por cuerdas invisibles que me impiden huir. 

Estoy atrapado en mi mente otra vez. 

Reconozco el lugar sin esfuerzo: es el dormitorio de mis padres, donde mamá se veía obligada a dormir con Patrick. Todos esos muebles fueron elegidos por ella, quien siempre disfrutó de las antigüedades, los diseños olvidados y enterrados. Verlo me genera nostalgia, melancolía. Solíamos jugar en aquella enorme cama matrimonial, que para mi yo pequeño era equivalente a un castillo inflable. El dosel le daba una apariencia deslumbrante, como las camas de los antiguos nobles y reyes. 

Pero lo que una vez se vio hermoso, ahora luce aterrador. 

Mi madre está acostada allí, respirando con dificultad. Un brazo magullado sobresale de las sábanas, repleto de moretones. Su cabello negro, que siempre lucía brillante y lleno de vida, en este momento se ve muerto, grasiento. Su cuerpo está demasiado delgado, tiene la piel excesivamente pálida, enfermiza. Pero lo peor se halla en esos ojos, quienes ven fijamente un punto cercano a mí. Están oscurecidos, brillando intensamente, cautivos de un odio abrasador. 

—¿Cómo pudiste hacerme esto? —escupe arrugando la nariz, furiosa—. Eres como él, siempre fuiste como él.

—Lo siento, mami... —alguien solloza, el corazón se me congela. Giro la cabeza sintiéndome entumecido, observo con temor al pequeño niño escondido en un rincón. 

—¡Cállate, Dominik! —grita asustándome, su mano tiembla—. No debí creer que eras diferente, nada bueno podía salir de nosotros. —Una lágrima se desliza por su mejilla—. Tuve que huir cuando pude. 

No entiendo qué ocurre... 

Está mal, esto no es real. 

—N-No te vayas —susurra el niño, cubriéndose el rostro con sus manitos. 

—¡Quiero irme! —espeta mordaz, retorciéndose en la cama—. ¡Quiero alejarme de ti y de él, no los quiero! —Tose escupiendo un poco de sangre—. ¡No te quiero! ¡Ya no puedo quererte!

El vacío se entierra en lo profundo de mi ser, queriendo corromperme. 

Yo sí te quiero, te necesito. 

No te vayas, no me dejes. 

Regresa, por favor, regresa. 

—Estoy aquí, no me iré

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Estoy aquí, no me iré. —Siento dedos acariciando mi espalda, el corazón está palpitándome a gran velocidad—. Odio verte llorar, lo detesto, así que para de hacerlo. —me susurra esa hermosa voz al oído—. Despierta, amor. 

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now