Odio Profundo |BL| ©

Capítulo 15

Ambos nos miramos fijamente, respirando de forma agitada. Sus palabras se repiten como un eco insistente en mi mente, lastimándome. ¿Realmente creí que Aaron podría dejar de odiarme solo porque tuvimos sexo? Jamás lo hará, este acto no significa nada para él, y tampoco debería significar algo para mí. Las relaciones sexuales siempre me parecieron innecesarias, nunca les vi ningún valor, pero ahora que lo experimenté es diferente. ¿Cómo podré olvidarme de sus manos sobre mi cuerpo? ¿Qué puedo hacer para enterrar todo recuerdo de sus reacciones lascivas? El cabello despeinado, el sudor deslizándose por su rostro, nosotros arruinando las sábanas de mi cama. Las imágenes aparecen con más fuerza, cada momento es demasiado vívido. 

El dolor, el placer, la codicia.

Lo quería para mí. 

Duele saber que volveremos a odiarnos, Aaron continuará deseando acabar conmigo hasta lograrlo. Y lo entiendo, pero no puedo soportarlo. 

—Quizá sea estúpido decirte esto —hablo cabizbajo, aún nos encontramos en el suelo—: pero fuiste mi primera vez. 

Necesito que lo sepa aunque seguramente no cambie nada.

—¿Qué? —Un leve sonrojo se forma en su rostro, sorprendiéndome. Enseguida aparta la mirada, alejándose de mí. Aprovecho la distracción para levantarme, envolviéndome con las impuras sábanas. Noto que, mientras yo sigo completamente desnudo, él trae puesto unos boxers azules.

—Yo era virgen —susurro avergonzado, ignorando el temblor en mis piernas. 

—¿En serio con dieciocho años continuabas siéndolo? —cuestiona burlón, aprieto los dientes—. Es otro nivel de fracaso, Evans.

—No existe una edad correcta para tener sexo, Aaron —escupo cruzando los brazos, frustrado. 

—Soy Miller para ti. —Su mirada se torna oscura—. No creas que algo cambió entre nosotros solo porque estabas en celo, me importa una mierda si eras virgen. —Cierra ambos puños—. Deja de actuar como una chica que se siente decepcionada porque solo la follaron y dejaron.

—Solo esperaba que fueses más amable —siseo irritado. 

—¿Crees que porque follamos debo tratarte mejor? —Eleva las cejas mientras se acerca lentamente, esta vez no retrocedo—.  ¿Ese era tu objetivo? ¿Te entregaste a mí para que dejara de lastimarte? —Sonríe lamiendo su labio inferior—. Lo admito, fue interesante ver cómo te retorcías entre mis brazos, pero lamento decir que no es suficiente: disfruto más dañarte. —La crueldad que transmiten aquellos ojos grises consigue estremecerme.

—No puedes hablar en serio. —Lo miro asqueado, mi vista empieza a nublarse—. ¿Realmente piensas que tendría sexo contigo solo para que no me hagas daño? Eres un jodido enfermo. —sollozo con voz rota—. No estaba pensando claramente, actué por impulsos estúpidos, y créeme que estoy arrepentido. —Levanto la barbilla, parándome frente a él—. Pero lo que dije estando ebrio es cierto: eres hermoso, lástima que tu belleza física sea lo único bueno en ti. 

Recibo un fuerte impacto sobre mi rostro, haciéndome sentir desorientado. Gotas de sangre caen al suelo, manchando las baldosas negras. Quedo aturdido por varios segundos hasta que Miller me toma del brazo.  

—Voy a matarte si no te vas ahora mismo —susurra amenazante, sus palabras son familiares. 

Todo comienza a oscurecerse, el mundo se vuelve borroso, no logro escuchar nada. Varias imágenes aparecen, en todas ellas está Miller.

—¡Bájate a-ahora mismo! —gritó corriendo hacia mí, tambaleándose. Detuvo sus vacilantes pasos frente al barandal, luciendo aterrado—. ¡Vas a matarte, imbécil! ¡D-Dame tu mano! —Apenas podía verlo, estaba a punto de saltar hacia el vacío—. ¡Dominik, no seas tonto, v-vamos!