Capítulo 23

106K 10.5K 4.8K
                                    

Decidí no asistir a clases, ir hubiese sido inútil de todas formas ya que no podría haberme concentrado nada. Terminé yendo a un parque bastante cuidado y bonito, por suerte sin mucha gente a mi alrededor. Sólo me acosté en el césped para tratar de poner mis ideas en orden, pasadas unas horas me di cuenta de que eso no sería posible. El no saber qué hacer me estaba desesperando. Cuando comenzó a hacerse de tarde quise ir hacia la mansión de Kara, pensaba que quizás verla me animaría un poco. 

En mi mente se veía sencilla la idea de ocultarle a Kara lo sucedido con Aaron, desgraciadamente estaba muy equivocado. Sé que en un principio no quería ocultarle nada a mi amiga, la amistad es confianza después de todo, pero sabía que decirle siquiera una cuarta parte de lo que pasó entre el rubio y yo terminaría destrozándola. Ella estuvo demasiado enojada cuando ocurrió aquel beso en el instituto, me sermoneó un buen rato, por eso mismo sabía que si se enteraba de lo demás... estaría muerto. Ingenuamente pensé que podría engañarla por el momento, era consciente de que tarde o temprano se lo diría pero no allí. 

Fue tonto de mi parte olvidarme completamente de los chupones que ese demonio rubio dejó en mi cuello, estaba tan metido en mis pensamientos que ni siquiera se me pasó por la cabeza que existían en primer lugar. Kara los notó ni bien entré en su hogar, al verlos su rostro fue de un inmenso horror, como si hubiese visto a alguien ser asesinado cruelmente. Ella se encaprichó con la idea de que Aaron estaba abusando de mí, parecía reacia a escuchar otra alternativa, me costó mucho convencerla de que no fue ningún tipo de abuso. Entiendo que pensara eso, cualquier persona normal que conociese la situación lo haría, aún así me parecía muy nefasto. No el que ella lo creyera, sino la acción en sí. Tal vez porque si Aaron fuese otro tipo de persona, podría haber sido posible ese asqueroso escenario. 

Calmarla fue toda una odisea, tuve que contarle cada detalle para tratar de ponerla en mi lugar y ver si me comprendía. Bueno, no me comprendió exactamente, dijo que ella en mi lugar le hubiese pegado una buena patada en la entrepierna. Además agregó que es muy masoquista de mi parte corresponderle cuando lo más probable es que sólo esté jugando conmigo. Remarcó varias veces el odio que le tiene y que por ningún motivo debo sentir absolutamente nada por él. 

Ella no es objetiva con este tema, al ser mi amiga no ve que también merezco esa buena patada en la entrepierna. 

Le conté también los sueños, las cosas que le hice a él en ellos (aunque me ahorré lo ocurrido con mi padre), y sí le dio importancia pero siento que no la suficiente. Reconoció que Aaron quizás no fuese tan malo como ella creía, aunque afirma que su violencia no es justificable tampoco ya que no resuelve nada. Bajo su punto de vista es alguien agresivo y peligroso sin importar que yo lo hubiese llevado a convertirse en eso. 

Ahora ambos estamos en la sala de estar, es enorme y está llena de matices rojizos. Las paredes son de ese color, el suelo también, y la alfombra que cubre casi todo el suelo es anaranjada con lineas negras por todas partes. Una enorme televisión plasma está en el medio de la habitación, pegada en la pared. Enfrente de ella hay una mesita transparente junto a un gran sillón negro en el cual estamos sentados mientras merendamos. Kara se encuentra mucho más calmada, aunque la preocupación es visible en su rostro. 

— ¡Ya sé! — grita asustándome, ocasionando que mi galleta cayera al suelo. — ¡Debes manipularlo! — suelta con entusiasmo y un poco de malicia, la miro incrédulo.

— Espero que no te refieras a lo que creo que te refieres. — contesto frunciendo el ceño, ella rodea los ojos. 

— Oh, vamos, no me digas que no lo pensaste. — responde a la vez que toma un sorbo de su taza con café. Ama de sobremanera el café, varias veces le he dicho que ya parece tener una adicción. —  Dominik, es lo mejor que se puede hacer. Aaron es un chico aterrador, no se sabe cuándo va a volver a atacar, tú mismo me has dicho que se enoja de la nada y tienes miedo de sus reacciones. Es peligroso para ti. — aparta su mirada de la mía. —  Me preocupa que te haga más daño, lo sabes. Estaba entendiendo a la perfección su odio hacia ti, pero ahora no sé qué creer. Si él te odiase tanto no podría tener sexo contigo y menos de una forma casi cariñosa, por eso pienso que está haciendo esto para luego usarlo en tu contra. Piénsalo, debe ser un juego suyo, no hay otra explicación lógica. 

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now