Capítulo 17

95.1K 10.9K 10.9K
                                    

Hamilton, con su vestimenta hipster y esa actitud relajada, definitivamente es lo que aparenta: una persona agradable.

Al menos por ahora, tal vez más adelante descubra que mata ancianos en secreto, pero no parece muy probable. Ha estado hablando durante gran parte de la clase, solo se mantuvo callado cuando debíamos sacar apuntes o el profesor explicaba la consigna. Yo, siendo alguien carente de habilidades sociales, guardé silencio mientras intentaba escucharlo. Fue inútil. Apenas lograba concentrarme, mi cabeza no dejaba de pensar en el terrible e inevitable encuentro con Miller. Incluso ahora continúo atrapado entre aquellos pensamientos.

¿Cuánta será su furia para decidir faltar una semana entera? ¿Por qué Rebeca se lo permitió?

Asistí cada maldito día sin importar mi estado anímico, ignorando cualquier dolor físico. Patrick tuvo la decencia de enviarme un bolso con bastante ropa, dinero y diversos artículos de higiene personal, no es que lo hubiese hecho directamente: mandó a Wilson. Si tuviera diez años creería que fue un acto amoroso, pero conozco sus verdaderas intenciones. El padre atento, preocupado... Todo sea por la apariencia, ¿no?

—¿Dije algo malo? —Siento cómo varios dedos me rozan la mano, enseguida retrocedo ante aquel contacto repentino.

—¿Qué? —mustio volviendo a ser consciente de mi entorno—. No, para nada.

—Con suerte has dicho dos palabras —señala inquieto.

—Disculpa, estoy cansado. —Me inclino hacia atrás, recostando la espalda sobre el asiento.

No es mentira.

Takara descubrió que tengo insomnio, fue imposible disimularlo. Se esforzó en crear el ambiente más cómodo y perfecto; decidió que lo mejor era compartir su habitación, no enviarme a una para invitados. Nada sirvió, pero conseguí hacerle creer que descansé apropiadamente.

—¿Por eso usas lentes oscuros? —inquiere—. No es que te queden mal, siempre vistes de negro y combinan bien —se apresura a decir—, pero me extraña que el señor Green te permitiera tenerlos puestos durante la clase.

¿Cómo sabe que siempre me visto de negro?

Bueno, nos sentamos prácticamente juntos, tampoco debe ser muy observador para averiguarlo.

—Tienes razón, suele molestarse cuando alguien utiliza accesorios innecesarios. —Bostezo cubriéndome la boca—. Imagino que varias chicas están hartas de sus quejas sobre el maquillaje excesivo, o los aretes demasiado prominentes.

—Yo estoy harto —agrega con diversión, sonriendo—. Una vez traje mi bálsamo labial porque tenía los labios resecos, me vio ponérmelo... El pobre hombre estaba en shock, habrá creído que era un labial femenino.

—Ni que los hombres no pudieran usarlo —suelto.

—Claro, aunque mis labios pintados se verían horribles —bromea. No puedo evitar imaginarlo con un color chillón y extravagante...—. ¿Te estás burlando de mí? —Entrecierra los ojos, entretenido.

—Claro que no. —Contengo una risita. Ambos nos asustamos por el sonido del timbre, nuestro receso comienza al fin—. Iré a comprar algo para comer, ¿quieres venir, Hamilton?

Somos compañeros de equipo, tendremos que hablar seguido, lo ideal es intentar conocernos poco a poco. Está saliendo bastante bien, todavía no dije algo que le provoque asco. Él tampoco luce como una persona interesada, aunque nadie llega diciéndote que quiere ser tu amigo por tu estatus social. Si veo alguna actitud sospechosa, así sea pequeña, me alejaré.

—Dime Fred. —Se levanta del asiento mientras guarda sus cosas dentro de aquella mochila vintage, lo imito. Tendré química después, el laboratorio está cerca—. ¿Puedo llamarte Dominik?

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now