Capítulo 3

123K 13.2K 23.5K
                                    

Nunca tuve amigos reales.

No sé lo que se siente tener a alguien presente en mi vida, preocupándose por mí. Alguien que me aprecie por ser como soy, que no se quede solo con lo peor de mí, que me quiera. Alguien que vea más allá de lo que muestro, y sienta que valgo la pena. 

Suena encantador, pero irreal. 

Eso pensaba hasta hace dos semanas. 

Ahora siento que es posible conseguir algo así, definitivamente vale la pena dejar la desconfianza de lado y arriesgarse. Aaron me lo ha demostrado. Sé que apenas pasaron poco más de quince días desde nuestro reencuentro, y no es que confíe en él tan pronto, pero creo que podría llegar a hacerlo con el tiempo. En verdad podríamos ser amigos, y lo sorprendente es que esa idea se me hace agradable. Él resultó ser mejor persona de lo que había imaginado, su apariencia hostil no lo define para nada. Es en verdad amable, además de ser muy comprensivo. 

Pasamos prácticamente todo el tiempo juntos, mirando películas en nuestra habitación hasta hacerse de madrugada mientras comíamos palomitas. Hablamos de temas diversos, encontrando curiosamente que teníamos ideales parecidos. Pero mi momento favorito fue cuando estábamos en una librería, discutiendo sobre qué género literario era mejor. 

Él dijo que odiaba leer, pero aún así quiso acompañarme igual.

—El misterio le gana al romance —hablé mostrándole la portada de una novela policíaca. El pasillo se encontraba vacío, apenas habían clientes ese día.  

—¿En qué mundo? —se burló, sosteniendo un libro de apariencia bastante pomposa. 

Quién diría que a alguien tan duro exteriormente, le gustarían las historias cursis y empalagosas. 

—En todos —sonreí desafiante—. El romance puede ser bueno, pero nada se compara a un asesinato sin resolver. 

—Ya sabes que está muerto, ¿qué más importa luego de eso? —espetó quitándome la novela de las manos, observándola—. No hay nada más aburrido que los procesos judiciales. 

—¡Eso es lo menos importante! —me quejé caminando hacia él, intentando recuperar el libro—. Lo interesante está en saber los motivos tras un asesinato, el misterio que se esconde en la superficie, las emociones que trasmite el peligro. 

Al ver que no podía quitárselo, terminé sacándole su libro. Aaron reaccionó enseguida, dándose la vuelta tan rápido que chocó contra mí, haciéndonos caer al suelo. No pude contener la risa al ver su rostro sonrojado de vergüenza, y la portada de su novela romántica solo me hizo reír más.

—Esto le daría diabetes hasta al ser más meloso del mundo —hablé divertido, mirando con las cejas arqueadas esa ridícula portada. Corazones de colores pasteles la cubrían por completo, en el centro había un título que me alentaba a burlarme todavía más: ''atada a tu amor''. 

Él se inclinó sobre mi cuerpo, distrayéndome. Su rostro se acercó tanto que pude ver pequeñas pecas adornando la pálida piel. 

—Prefiero la diabetes antes que tu patética manera de buscar emociones fuertes—susurró estirando su mano, arrebatándome la novela con brusquedad—. Hay mejores formas de sentir ''las emociones que transmite el peligro'' sin leer esas historias aburridas. 

—¿Cuáles serían esas formas, señor experto en situaciones peligrosas? —pregunté entretenido, sentándome cómodamente a su lado. Él permaneció arrodillado, mirándome fijamente, la oscuridad que emanaba era casi palpable. 

—Algún día te las mostraré —respondió entrecerrando los ojos, poniéndose de pie. Estiró su mano ayudarme, la agarré sin dudarlo. 

—Esperaré ansioso por ello —contesté levantándome.

Odio Profundo |BL| ©Where stories live. Discover now