Capítulo 1

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Erika

Diez años después...

Un nuevo día comienza en el orfanato. Soy de las primeras en levantarme, hoy es un día especial ya que Sofia celebra su cumpleaños y... también yo, pero eso no tiene mucha importancia. Específicamente 15 años cumplimos ambas hoy, lo que me hace consciente de que mi pequeña Sofia ya no es tan pequeña. Ella ha sido mi compañera fiel, me ha acompañado los últimos diez años, es mi única amiga debido a que cuando te trasladan constantemente de una institución a otra suele ser complicado crear amistades. Las pocas amigas que logré hacer fueron adoptadas y yo era la que quedaba con el vacío en el pecho, por lo que simplemente desistí hace unos pocos años.

Las demás me suelen ver de forma extraña por la compañía constate de Sofia, pero no vale la pena ni siquiera explicarles porque la aprecio tanto. De igual forma, así me siento bien, solo nos necesitamos la una a la otra... aunque el fuerte de Sofia no sea hablar.

Me rio de mi propio pensamiento mientras me ducho aprovechando que gracias a la hora todo esta casi solo. Salgo, me visto y veo que varias de las otras chicas empiezan despertar y otras se dirigen a las duchas mientras yo bajo a desayunar con mi bolso de siempre donde todas saben que cargo a Sofia.

Cuando llego al salón de alimentos, veo que varias hermanas y la madre superiora me esperan con un pastel junto con otras pocas chicas que conozco. Me aplauden y yo me acerco con una sonrisa pequeña, algo apenada e incómoda por la atención que no estoy acostumbrada a recibir, ni siquiera en mis otros cumpleaños.

- Gracias, no se debieron tomar esta molestia - digo con voz baja sin poder evita ponerme roja.

- No es nada, estás cumpliendo nada mas ni nada menos que ¡quince años! Te conviertes en señorita hoy. - dice alegre la madre superiora - esto se lo merecen todas las quinceañeras que pasen por mi orfanato.

Las muchachas que las acompañan lo confirman y se me acercan a desearme felicidades. Otras chicas empiezan a llegar atraídas por el pastel y el ruido no común a la hora del desayuno. No me gusta que más persona se sumen, me hacen sentir ahogada e insegura.

- Trajimos la vela para el pastel - dicen unas chicas que me miran de reojo ocasionalmente, nunca cruzamos muchas palabras, pero no tengo opinión clara respecto a ellas, solo sé que son unos dos años mayores que yo y ya.

La madre superiora les agradece y me quitan el bolso, lo que me pone aun más incomoda al alejarme de mi muñeca, todo para ponerme sobre una silla y que la vela quede frente a mi en la foto que van a sacar con todos alrededor. Al encender la vela logro notar de inmediato que es una de las que se les dice "volcán" porque hace como una explosión con muchas chispas y suelen durar bastante encendidas, por lo que me alejo de esta por seguridad. Todos empiezan a cantar el cumpleaños y rápidamente al terminar, la chica que trajo la vela solicita decir unas palabras, por lo que se acerca al pastel con una sospechosa sonrisa.

- Erika, tal como dijo la madre superiora, hoy dejas de ser una niña para dar paso a ser una señorita. - pausa aumentando su sonrisa ¿en serio esta chica me aprecia? - y con esto también se da paso a la madurez... por lo que el primer paso para esto es desechar todo lo que te arrastra y no te deja soltar la niñez para poder adquirir esa madurez.

Termina su discurso y antes de que logre reaccionar, otra de las chicas que suelen acompañarla le pasan a Sofia y con el encendedor enciende otra de las velas volcán, pero esta vez poniendo a mi amada muñeca en la punta haciendo que esta se consuma toda junto con lo poco que me quedaba de esperanza en las personas.

- Que... ¿Qué has hecho? - me bajo de la silla y tratando de mantener la calma que acostumbro, a comerme todo lo que siento, me dejo caer al suelo procurando no verme dramática para recoger los restos de mi Sofia. Me quedo paralizada y escucho a lo lejos y de fondo como todos empieza a marcharse del lugar y como las chicas responsables de esto son mandadas a castigo.

- No exageren, solo fue un empujón para que sea madura y deje esa basura. Es raro dormir con un fenómeno en la misma habitación. Luego lo agradecerá - es lo único que logro escuchar.

Se que los que aún están en el lugar me deben estar mirando con esa mirada de lástima que tanto detesto, pero me levanto tomando los restos de Sofia y los ignoro, solo tengo el rostro abajo evitando que salgan las lágrimas. Todos entienden el mensaje de que me dejen sola ahora y yo me dirijo al cementerio que queda dentro del mismo orfanato, es uno de mis lugares favoritos por lo silencioso y por la energía que logra transmitirme.

Me dirijo al árbol donde suelo recostarme, tarto de que las lagrimas no nublen mi visión y me arrodillo para hacer un agujero con mis propias manos en la tierra fría. Cuando tengo listo el pequeño hoyo, meto con cuidado los restos quemados e irreparables de mi bella Sofia, enterrando junto a ella lo ultimo que me quedaba de mi hogar y mis esperanzas con esta acción.

No estoy loca, se que es solo una muñeca, pero... el cuidar de ella me lograba dar siempre una sensación de que, era posible que alguien como yo logre dar amor, tal vez con ella intentaba entender como se siente el amor de una familia... se que suena absurdo, pero, Sofia era como esa hermana o esa madre que no tengo, yo podía llegar a contarle mis problemas e imaginar que así debe escuchar un ser querido a alguien como su hija.

No se cuanto tiempo pasó desde que cerré el hoyo, pero el sol ya se ha puesto, no almorcé y parece que también me perderé la cena, pero ¿Qué puedo hacer? No siento hambre, ni frio, ni calor, no logro sentir nada en momentos como estos, ha sido así desde que tengo cinco años y ya me he resignado sacándole provecho. Es como mi super poder ¿no?

Me levanto y voy en dirección a los dormitorios directamente, me acuesto y cubro con mis cobijas en mi cama ignorando las risitas de unos hacia mi por lo ocurrido hoy y también las miradas de lastima, solo finjo estar dormida mientras abrazo la pequeña ropa que le hice a mi muñeca en las clases de costura del orfanato... con esto me tendré que conformar.

Finalmente apagan todas las luces y yo caigo en un profundo sueño con una lágrimas silenciosas saliendo de mis ojos.

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ATADOSWhere stories live. Discover now