Capítulo 28

330 25 8
                                    

Erika

El martes empieza y se repite mi rutina de ayer conmigo levantándome directo a la ducha, vistiéndome y marchándome apenas viendo a Esteban al despertar. Le dejo nuevamente una nota y voy por mi desayuno al mismo lugar de ayer llegando pronto al edificio.

Esta vez como en la tranquilidad del escritorio de la oficina de Esteban.

Me siento y pongo música de fondo en el televisor, específicamente Eye Of The Tiger para animarme a soportar el último día de entrevistas apoyándome en lo que me dijo Mack y si lo pienso bien, él tiene razón, pero es tan difícil convencer a mi cerebro.

Termino rápido y me da tiempo para disfrutar un poco más la música y relajarme con Girls just wanna have fun sonando por el despacho y sin poder evitarlo me levanto verificando que este lo suficientemente alto para que nadie me vea por las ventanas y una vez asegurado eso no puedo evitar bailar el éxito de ritmo adictivo.

Sacudo mi cabeza al son de la melodía al igual que mis hombros recordando lo divertido que es bailar sola y soltar los problemas. Estoy tranquila porque si llega alguna de las chicas minutos antes son anunciadas por el teléfono, dándome toda la libertad de despeinarme un poco. Me quito los tacones y disfruto del enterizo suelto que me puse hoy dándome libre movimiento en el baile.

- Oh, girls just wanna have fun – hago las segundas voces divirtiéndome un poco - They just wanna, They just wanna...

Mientras disfruto el final de la canción cantando concentrada, el sonido del elevador bajando me hace enderezarme y al girarme con mucha pena ajena de mí misma, encuentro las caras de Richard y Esteban mirándome divertidos, incluso el abogado que se niega a soltar la risa que contiene.

- No te detengas por nosotros, linda – se burla mi esposo mientras yo me peino con las manos y me coloco nuevamente los tacones de forma torpe – solo veníamos a ocupar el escritorio interno, tú puedes seguir en este espacio.

- No, yo ya, solo estaba –

- No finjas, te vimos. Tu ignorándonos y sigue disfrutando si quieres – Richard asiente tapando su boca con una de sus manos.

No me dejan terminar de excusarme y cierran la puerta doble dejándome sola nuevamente aquí.

Me recompongo y me arreglo en cabello despeinado en el baño para poner la música ambiental con los paisajes de ayer, a ver si así maduro.

Veinte minutos después llega la sexta chica en la lista, la primera del día, Martha Jones. Una morena con un afro muy bien cuidado y con unas curvas perfectas, una altura de tal vez uno ochenta, experiencia en multinacionales y sabe tres idiomas, además cuenta con un trasero que las Kardashian pagan por tener.

Luego las otras dos siguientes, Kloe Millan y Sandra de Santos, una casada y la otra soltera, una castaña y la otra de un tono negriazul. Ambas muy bien calificadas para el puesto y como siempre, bellezas diversas pero que no pasan para nada desapercibidas por ningún lado.

Cuando se va la tercera salen del escritorio privado el abogado y mi esposo. el ultimo parece sorprendida de verme aquí aún.

- Dime que ya almorzaste – me dice acercándose a tocarme la frente.

- No, en cuanto acabe con la última chica iré – él mira la hora y luego a mí con desaprobación.

- Escuché que ayer no almorzaste, por favor, tienes que cuidar esos detalles o enfermaras –

- Ya te dije, cuando termine con esto aquí – levanto el iPad para mostrarle que en serio solo queda una chica en mi lista.

- Son casi las tres de la tarde – mueve su pie.

ATADOSWhere stories live. Discover now