Capítulo 20

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Erika

Cierro la puerta del baño poniendo el seguro, me poso frente al espejo y paso mi vista de mi reflejo a la caja pequeña que tengo entre mis manos recordando el contrato y el golpe de realidad, esto es solo una fachada para que el tenga libertad con su dinero y para yo jugar un rato a que tengo un esposo más no una familia.

Aprieto la mandíbula para no permitir salir a esos sentimientos que me lastiman la garganta y que hacen que me piquen los ojos al recordar la señora con su hijo hoy en la tienda, como casualmente me preguntó si podía alcanzarle una de las bolsitas con las golosinas favoritas de su hijo el cual sostenía su mano y la miraba con ilusión, miraba con ojitos brillantes a su mamá mientras ella cumplía un capricho que seguramente para nosotros es una tontería pero para el niño sería aquello que le alegraría el día y estará en sus recuerdos al crecer de como su mamita siempre intentó hacerlo feliz hasta con las cosas más pequeñas. Ellos venían del parque y luego se encontrarían con el esposo de la señora.

Yo vi esa escena con algo de ilusión en mi burbuja mental, pero luego llegó Esteban a romperla sin intención, solo con la realidad.

Yo no lo amo y el no me ama ¿Por qué desearía una familia con él? Por estúpida, por eso y por no tener los pies en la tierra al querer cumplir todas mis fantasías incompletas ya que no tendría un hijo con alguien a quien no profeso ningún sentimiento de amor, siempre lo he pensado y eso no cambiaría ni siquiera por un contrato, afortunadamente el me está pidiendo lo contrario.

Leo las instrucciones y tomo la primera píldora tragando fuerte.

Guardo las cajitas en el armario pequeño junto al espejo, me lavo la cara varias veces con agua helada y respiro convenciéndome que esto no tiene por qué afectarme.

Vuelvo a la habitación y él ya se encuentra como siempre con su escaza ropa para dormir acomodado bajo las sábanas con su celular en las manos, pero su vista se desvía a mi con una sonrisa coqueta mientras tomo lugar junto a él mientras yo me dedico a ignorarlo dándole la espalda para dormirme sin más.

Escucho como deja el dispositivo en su mesa para posteriormente apagar la luz y sentir como empieza a pasar sus manos por mi cintura y su aliento en mi oreja mientras yo aprieto los ojos para no abrirlos. Esteban empieza a repartir besos sutiles en mi cuello y oreja estremeciéndome.

-Umm... -gruño fastidiada.

Lo aparto suavemente sorprendiéndolo y me vuelvo a mi posición fetal sin voltearme.

-¿Qué pasa? ¿te sientes mal? -intenta tomar mi temperatura con la mano en mi frente y yo solo quiero que me deje en paz por esta noche.

-Estoy bien, solo quiero descansar -le digo más seco de lo que pretendía que saliera. Siento su mirada sobre mí, pero me niego a verlo y ceder a sus ojos azules profundos que parece que te examinan el alma.

-Al menos un "buenas noches" estaría bien ¿no te parece? -me niego a abrir los ojos y no quiero cruzar más palabra.

Finjo estar profunda y él se rinde dándome la espalda también.

-Que duermas bien... -escucho que dice con cansancio.

Me abrazo a mi misma para entrar en calor extrañando tontamente su calor que me ha brindado en sus brazos las noches pasadas y esa es la razón por la que debo empezar a poner limites propios porque no puedo permitir que siga creciendo lo que sea que me hace desear que me vea y me abrace incluso siendo el causante de mi fastidio. Me estoy acostumbrando a tener a alguien que me pone atención y que aparentemente le importo mínimamente y me destruiría si sigo ilusionando a mi corazón para luego romperlo con la amarga realidad.

ATADOSWhere stories live. Discover now