Capítulo 43

333 22 17
                                    

Erika

La temporada de nieve ha empezado y es hermoso ver caer los copos que cubren todo a mi alrededor desde la azotea de la casa con mi larga bata de seda gris mientras bebo mi chocolate caliente.

Amo estos momentos para estar sola y poder pensar en cómo me he acostumbrado a mi vida y a su cotidianidad, los días pasan rápido conmigo estudiando y trabajando junto a Esteban y de esta forma ya han pasado tres meses estando cerca a nuestra primera navidad y año nuevo juntos. En este tiempo ambos nos hemos vuelto más cercanos a Cristian y Celia, quienes nos han hecho socializar un poco más, nos han invitado en varias ocasiones a su casa y gracias a esa cercanía también he podido disfrutar un poco del proceso de embarazo de Celia el cual ya está a mediados del séptimo mes y por ende su panza ya es bastante notoria y envidiable. Su niña está programada para nacer en febrero del siguiente año y eso tiene muy ansiosos y emocionados a los Foster quienes viene comprando cual compulsivos todo lo que se encuentran en las tiendas para bebé.

Salgo de mis pensamientos y bebo de mi taza a mientras veo también a Esteban intentando en el jardín cubrir sus plantas de forma inútil del frio que no podrá evitar. Nos hemos acercado mucho como compañeros en estos seis meses que llevamos de casados y estoy muy cómoda con esta vida que he logrado mantener, exceptuando las generalidades negativas que hemos enfrentado dentro de esta, como las pesadillas que ya he logrado regular e identificar cuando llegarán o también a Marcela quien no se rinde y me acecha en cada evento que puede buscando mi atención.

Pero la gran mayoría de momentos han sido gratos, como el decorar por primera vez una casa con adornos navideños. Me sorprendió que Esteban no contara con ninguno, ni siquiera un árbol de navidad tenía guardado el Grinch con el que duermo, pero en parte fue una ventaja ya que eso nos obligó a hacer compras navideñas y por primera vez conocí como se siente hacer como en las películas. La satisfacción de llenar carros con toda la decoración que se me antoje es algo que no cambio por nada.

De esta forma, al llegar a casa los primeros días de diciembre los dediqué únicamente a adornar todo el lugar tanto por dentro como por fuera contando con un poco de ayuda de parte de Esteban, a quien le parece una pérdida de tiempo esto al tener que retirar todo dentro de un mes, pero yo no permito que le quite la diversión a la vida.

Los últimos tres meses también tomé el ofrecimiento de Richard en serio y lo visito regularmente para charlar y comer algo a modo de terapia, lo que me ha servido mucho. Él me habla de su infancia, su madre, su amistad inolvidable y yo me descargo del trabajo y las clases de una forma distinta a como lo hago con Esteban.

Bajo de la azotea hacia la cocina dejando mi taza para poder llamar a mi esposo y que hagamos el almuerzo juntos, esto ya que creamos desde el mes pasado la costumbre de hacerlo así cada sábado. Esteban ingresa y se saca la ropa húmeda por la nieve y se posa en la cocina rápidamente entendiendo el motivo de mi llamado.

Lavamos los alimentos, pelamos verduras, preparamos las carnes y el proceso siempre es divertido con él.

—¿Ya decidiste el lugar al que iremos? —me pregunta.

—Tengo uno en mente, pero tengo que hablar con la persona que me ayudará a definir el destino. —le informo.

—No es por presionarte, pero intenta decidir rápido, Celia y Cristian me han llamado más de lo normal para preguntarme por eso y me los quiero quitar de encima por un rato. El viaje en parejas parece ser un sueño para ellos.

—Te entiendo, Daisy está igual.

Para pasar navidad y año nuevo decidimos hacer un viaje de amigos o parejas, como lo ven los Foster, para poder cambiar de ambiente y yo poder irme a cualquier lugar en que Marcela Brown no pueda ni asomarse, ya que, aunque me he acostumbrado, sigue siendo agobiante y más en esas fechas.

ATADOSWhere stories live. Discover now