Capítulo 51

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Erika

-¿Se ha ido? -le pregunto estupefacta a Mack para confirmar lo que me acaba de decir.

-Si, hace aproximadamente dos horas y no se veía nada contento. -me aclara intentando esconder su curiosidad por saber qué demonios pasó.

No puedo creer que fue capaz de dejarme aquí ¿no podía esperar unos días más? ¿Cómo pretendía que me fuera de la nada? Pese a todo esta gente se ha portado muy bien conmigo y no puedo solo irme sin despedirme y agradecer a los que me abrieron las puertas de su casa y a cambio terminaron con uno de sus hijos con la cara inflamada.

Doy un pisotón contra el piso frustrada por todo esto, estoy muy decepcionada de Daisy, confundida con Daniel y apenada con el resto de la familia.

-Nada de esto estaba en mis planes...-digo en voz alta más para mi que para mí escolta.

-No tengo idea de lo que sucede, pero todo estará bien. Lo que sea que haya pasado estoy seguro de que lo solucionarán, como siempre. -me dice intentando animarme.

-No estoy muy segura de que pasará en adelante, ya no estoy segura de nada.

Mack se queda en su lugar de trabajo y yo vuelvo a entrar a la casa. Encuentro en la gran sala a Daniel un poco mejor en el sofá rodeado por sus padres que exageran las lesiones y sus hermanos que se burlan de como quedó.

-¡Mi niño! Casi te arruinan el rostro por completo ¿necesitarás una reconstrucción facial? -dice su exagerada madre tocando la cara de su niño de veintiséis años.

De repente todos en esta casa me causan fastidio.

Daisy se percata de mi presencia y abre los ojos acercándose.

-¡Erika! ¿te hizo algo? Estaba preocupada por ti. -ruedo los ojos.

-Erika, sabes que te apreciamos por el cariño que te tiene mi hija, pero no queremos que tu esposo se atreva a pisar nuevamente esta casa de gente de bien -habla la madre indignada dirigiéndose hacia mí-¡Casi me mata a mi pequeño!

-Ya mamá, no exageres. Además, Erika no tiene la culpa de las acciones de su esposo. -habla finalmente Daniel levantándose del sofá adolorido.

-Me disculpo por lo ocurrido, ya no van a haber más problemas así, porque Esteban ya se fue. -les comunico omitiendo la incomodidad en mi garganta al pensar en que no fue capaz de esperar.

Todos en el lugar sonríen ante la noticia con descaro dándome un escalofrío. Especialmente el mayor y Daisy quienes comparten miradas cómplices ¿Qué es esto? Parece que hubiesen deseado que esto pasara.

-¡Excelente! Entonces todo continua con normalidad -exclama la madre entrelazando sus manos con una nueva sonrisa en el rostro-, vengan a la mesa todos, ya nos van a servir.

Todos se levantan y los sigo para tomar asiento en la mesa en la que se siente la falta de una persona a mi lado, falta que parece que a todos aquí les genera satisfacción. A mi otro costado se sienta como de costumbre Daniel mientras ignoro a Daisy enfrente mío.

-Quería agradecerte por tus cuidados hoy, tu sola presencia me hizo sentir mucho mejor. -me dice el joven mientras corta su carne en el plato.

-Era mi obligación, fue mi esposo quien te hizo eso después de todo. -respondo seria metiendo una cucharada de sopa a mi boca.

Se mantiene un silencio por unos segundos en el comedor hasta que la madre se limpia con la servilleta de tela y me mira dedicándome una sonrisa dudosa.

-Cariño, ya que estamos los que debemos estar, podemos hablar más tranquilamente sin malas energías de por medio- enarco una ceja ¿Quién era la mala energía? ¿Esteban? Si supieran que se estaba comportando mejor que en otras ocasiones-. Quiero que sepas que eres bienvenida en esta familia sin importar nada, te aceptamos como vienes.

ATADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora