Capítulo 48

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Erika

Ingreso a la tienda y pregunto por el baño, no hay mucha gente por la hora. Al ingresar al baño de damas noto que se encuentra completamente solo así que puedo entrar al cubículo que prefiera para disponerme a hacer mis necesidades mientras reflexiono sobre lo incomodo que se siente el viaje en auto con Esteban cuando semanas antes era una de mis actividades favoritas.

Suspiro con decepción y salgo del cubículo para lavarme las manos cuando de repente entra otra señora que parece ser anciana, lleva un vestido largo, un chal y gafas. Ella pasa de largo mi presencia y yo apenas y la noto por estar inmersa en mis pensamientos, simplemente me seco las manos y cuando estoy a punto de salir siento como alguien me toma por detrás y a la vez siento en mi espalda el filo de un arma cortopunzante.

-Con que esta es la zorrita del "señor Harrison" -dice una voz masculina en mi oído el cual habla con mofa, sobre todo con la referencia a Esteban.

Trago saliva confundida por la rapidez con la que pasé de una cosa a la otra y opto por quedarme callada esperando a que me diga que quiere de mí. El hombre disfrazado de mujer inhala el olor de mi cabello trayéndome asquerosos recuerdos del que era mi jefe provocándome un espasmo por la sensación de horror.

-Ya quiero ver lo que el jefe hará contigo.

Inmediatamente pienso en el arma que cargo por sugerencia de mi esposo en el bolso que llevo, pero no tengo oportunidad de tomarla y las manos temblorosas no me ayudan ¿En qué me están metiendo ahora?

-¿Qué quieren? ¿dinero? Puedo dárselos, pero déjeme ir. -procuro que mi voz salga con firmeza.

-Calladita y obedeciendo -arroja el bolso que trae sobre mis pies -, dentro hay ropa, colócatela y sin intentar nada extraño, princesita. -me advierte clavando ligeramente el filo contra mi espalda.

Se que no está jugando, por lo que accedo y hago lo que me pide colocándome un abrigo que me llega hasta los tobillos cubriéndome toda mi ropa, me coloco unos lentes, una bufanda y por último me indica que me recoja el cabello.

Él se acomoda sin alejar el puñal con el que me intimida y se encorva para seguir en su papel llevándome de forma aparentemente natural saliendo ambos de forma disimulada en la tienda en donde todos los presentes están distraídos consiguiendo llevarme por la salida por donde se suele sacar la basura y que para mí desgracia se encuentra un callejón sin nadie alrededor.

Abre la puerta para salir y en los segundos que dedica a cerrar la puerta tras de sí, yo logro sacar de mi bolso la pistola y dudando un poco con las manos temblorosas, apunto para amenazar alejándome unos pasos de él, pero cuando ve lo que hago, exaltado intenta agarrarme del brazo provocando que dispare justo en una de sus piernas.

-¡Perra! -exclama con dolor agarrando su pierna.

El hombre intenta tragarse los quejidos y en eso escucho a mi lado como una voz conocida dice mi nombre y sin pensarlo me escondo tras el contenedor de basura contra la pared cuando segundos después se desatan los tiros desde el extremo contrario de donde se encuentra mi esposo y mis escoltas luego de que Esteban lanzara el primer disparo contra el que me tenía amenazada.

Esteban

Mi mano se mueve sola llena de rabia soltando un disparo que le da justo en el ojo derecho al animal disfrazado de mujer y con eso desato el caos.

Erika se protege cuando de una camioneta del extremo contrario del callejón se bajan cuatro hombres, dos auxilian al que recibió los dos disparos y los otros no dudan en empezar a soltar balas contra nosotros. Inmediatamente Mackenzie me empuja junto a los demás escoltas quienes dan la cara para responder con la misma intensidad el ataque con sus armas de fuego.

ATADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora