Capítulo 24

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Erika

Dejo que las gotas de agua caliente cubran todo mi cuerpo esperando que estas se logren llevar por la cañería todo lo que se reavivo en mi anoche, todo aquello que tengo guardado bajo llave en una esquina solitaria en mi corazón y que salió a florecer por esa estúpida pesadilla.

<<No eres una victima ¡reponte y sigue viviendo como siempre!>>

Restriego mi piel con la esponja con fuerza para quitar todo rastro de sudor y lágrimas de mi cuerpo, no quiero dejar nada que me recuerde lo que lloré anoche. La vida siempre ha sido así y no me he varado por nada.

Termino con mi baño, salgo y me visto con ropa deportiva. Unos leggins color negro que va hasta la rodilla combinado con un buso ancho azul oscuro y para el cabello simplemente me recojo todo en una cola de caballo alta.

Me maquillo ligeramente, me pongo uno pendientes pequeños y mi anillo de matrimonio para bajar lista a la cocina donde me encuentro con un desayuno compuesto por huevos revueltos con salchicha, chocolate caliente, tostadas y muchas frutas cortadas en pequeños pedazos en un tazón.

Junto a esto se encuentra Esteban ya vestido y listo terminando de poner los cubiertos en la mesa de la cocina. Él me analiza de arriba abajo pero no como quisiera, sino que logro ver algo de preocupación bajo la sonrisa que me brinda.

- Buen día, reina – se acerca a mi para abrirme una silla y yo poder sentarme – iba a subirte el desayuno, lucias tan relajada y tranquila que no quise despertarte.

- Buenos día, Esteban – sonrío acomodándome y empezando a degustar su comida sin esperar que él se siente también – gracias, pero no era necesario. Yo prefiero bajar y comer junto a ti aquí. A demás, no podemos demorarnos mucho ¿verdad? Quedamos en que mi lección de conducir con el escolta es a la una de la tarde y antes de eso hay que ir a comprar el auto. – le recuerdo.

- Pensé que tal vez lo habías olvidado y te iba a dejar descansar. Si tú quieres aviso inmediatamente para que pospongamos todo para el lunes – saca su celular esperando mi confirmación.

- No hace falta hacer eso, yo me siento perfecta hoy. Me hace bien tener pendientes y hacer algo de provecho en el día. –

- Si tu lo dices, te creo, pero recuerda no guardarte nada. Si te sientes sin ánimo o decaída o lo que sea, no dudes en decirme – insiste.

- Lo sé y te lo agradezco, pero estoy bien – me rasco el cuello.

- Bien, entonces apresurémonos. Espero que ya tengas en mente algún modelo en especifico o al menos una imagen de lo que deseas para no tardar tanto – entrecierro mis ojos y hago una mueca de fastidio al recordar lo tedioso que fue intentar elegir uno entre tantos que hay.

- Ajá, si... si hice la tarea, pero volveré a pensar en eso cuando tenga a los modelos en frente mío – esquivo el tema que me aburre.

Hablamos unos minutos más de temas triviales y terminamos nuestro desayuno pronto.

A las diez de la mañana ya nos encontramos a medio camino en el auto que nos mandó Richard para que nos lleve a el concesionario que eligió Esteban.

Llegamos al lugar y los grandes vidrios transparentes que funcionan como paredes me permiten ver desde antes de entrar la cantidad de autos y personas dentro del gran recinto. Entramos de la mano y comienza la búsqueda de un lado a otro viendo los extravagantes modelos y con dos asesores asediándonos o guiándonos como se le dice comúnmente.

- ¿Ninguno te convence? – me pregunta mi esposo.

- No sé, lo que me importa es que me pueda transportar en el vehículo, pero sin llamar tanto la atención. No se si me hago entender –

ATADOSWhere stories live. Discover now