Capítulo 14

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Erika

Al escuchar la llamada de la mujer, mi cuerpo empieza a temblar al sentir que esto ya es real, es un hecho. Me voy a casar en unos momentos y tengo muchos sentimientos al respecto, pero no son justamente los que imaginé sentir el día en que me casara.

Me levanto de mi asiento casi tambaleándome, rogando internamente que no se me note el nerviosismo repentino que se despertó en mí. Miro a Esteban y parece bastante tranquilo con esto, el voltea a verme antes de entrar a donde nos indican y toma mi mano para pasar.

Esteban me hace un gesto con la cabeza para tranquilizarme así que creo que mis nervios deben ser obvios a la vista. Tal vez exagero, pero si lo pienso bien, estoy casándome con un desconocido.

Dentro de la sala veo a una jueza en su escritorio indicándonos donde acomodarnos los novios y los testigos. Esteban y yo nos sentamos en frente de la mesa donde está la mujer y los testigos al costado de cada uno de nosotros aproximadamente medio metro atrás, estando Daisy de mi lado y el señor Richard al costado de Esteban.

La jueza acomoda unos papeles, Esteban no suela mi mano sudada y la mujer empieza a hablar.

- Buenas tardes a todos, me presento – nos habla seriamente, pero con gentileza en su voz – soy la jueza Jenny O'Connor y seré la encargada de llevar a cabo esta unión el día de hoy.

Asentimos y siento mi mano sudada. No nos hemos casado y ya debo provocarle asco a mi futuro esposo, genial.

- Muy bien, si todo está claro daré inicio. – carraspea y continua - estamos esta tarde aquí reunidos para unir a este hombre, Esteban Harrison – lee ambos nombres en uno de los documentos de su mesa - y a esta mujer, Erika Brown en sagrado matrimonio.

Oír mi nombre completo y mi apellido en esta situación hace que esta situación se me transforme en algo más surreal, siento ligeras nauseas y un vacío en el estomago al pensar que si en verdad fuera este mi matrimonio soñado, debería de estar una persona, la misma que me lastimó como ningún otro podrá, pero así mismo fue la persona que representó mi mundo. Mis ojos pican y procuro enderezarme y morder mis mejillas para no ceder ante una tristeza vana al pensar en quien fue mi madre, de quien apenas recuerdo su rostro demacrado.

Oigo como fondo de mis pensamientos la voz de la jueza y vuelvo a la realidad cuando se dirige a Esteban.

- Esteban Harrison ¿acepta recibir a esta mujer para ser su esposa, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? –

No me tomo la molestia de mirar el rostro del hombre a mi lado porque siempre que me planteaba este momento en mis fantasías infantiles, mi esposo me miraría con el amor más sincero del mundo al responder esa pregunta... y sé que eso no es lo que veré ahora. Fijo mi vista con mi sonrisa nerviosa en la jueza mientras espero la respuesta.

- Si, acepto – afirma seguro y siento su mirada en mí.

La jueza asiente y fija su atención ahora en mi provocando que me enderece en mi silla y suelto también la mano de Esteban.

- Erika Brown ¿acepta usted recibir a este hombre para ser su esposo, para vivir juntos en sagrado matrimonio, para amarlo, honrarlo, consolarlo y cuidarlo, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? – me cuestiona y siento el aire cortado al intentar abrir mi boca.

Trago fuerte saliva con mi garganta seca, oído un carraspeo que solo puede ser del señor Richard, lo que me pone más nerviosa, pero de repente siento una mano en mi hombro que identifico rápidamente. Daisy no se imagina que con una sencilla acción me logra hacer espabilar y asumir este reto que ya había aceptado, llegado el momento no puedo acobardarme.

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