Capítulo 26

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Richard

Siete en punto de la noche y mis alertas mentales se empiezan a encender con la demora de estos muchachos. Les dije que a más tardar a las siete y quince los quería ver aquí, pero con el problemático de Esteban siempre existe la posibilidad de que me deje plantado con todo y asistencias confirmadas para que yo, como siempre, arregle sus desplantes.

Los autos de los empresarios con sus acompañantes van quedando en frente de la entrada siendo acomodados por los valet parking y así ellos poder entrar por el camino sobre una bella alfombra que recorren para ser fotografiados por los paparazzi que siempre están pendientes de este evento anual para así poder llenar las columnas con noticias al día siguiente.

La confirmación de asistencia por parte de los esposos Harrison a la gala ya fue una novedad ya que Esteban no asiste desde que tenía veintiuno, cuando lo obligué a salir de su cueva, pero como debí suponerlo, salió peor y esa es una de las razones por las que simplemente dejé de insistir en que debía salir y dejar de ignorar sus responsabilidades dejándome todo el peso a mí. Es mayor la atención sobre esta pareja al todos querer ver en vivo y en directo a la esposa del solitario Esteban Harrison, porque las únicas fotografías que se han visto de ellos dos han sido las de la bienvenida en el hotel.

Me quito de la entrada avanzando un poco para asomar mi cabeza y ver si al menos se alcanza a ver el auto de Esteban, pero lo que veo es otra cosa. Faltando cinco minutos para las siete y quince un auto Aston Martin se estaciona llamando la atención por el sonido de las ruedas al llegar, pero eso no es lo que más capta el foco de todos los que estamos presentes, sino más bien el momento en que Esteban Harrison con ese aire de arrogancia y semblante serio, sale del piloto para rodear y poder abrir la puerta a su radiante esposa.

Caminan hacia mi y las miradas de todos se posan en la despampánate mujer que luce un vestido de gala azul oscuro con escote v, apertura a los costados del torso otra apertura que permite ver una de sus piernas y apreciar el movimiento tan atrayente de sus caderas contoneándose de forma natural al caminar, todo sin perder la elegancia del atuendo. Su cabello de color tan peculiar se mueve con el frio de la noche dando acceso a un ángulo perfecto para captar fotos de su maquillaje que resalta cada facción sin ser demasiado cargado.

Si yo que la he visto antes estoy deslumbrado viéndola, no quiero imaginar a todos los curiosos que estaban muertos por verla en persona y despotricar de ella.

Por unos segundos cuando veo que ella toma de gancho a Esteban posándose a mi lado como una pareja envidiable, un pinchazo en mi pecho y garganta me transportan a mi juventud al lado de Estela y Arthur Harrison, los cuales se veían y emanaban lo mismo que su hijo y esposa ahora mismo, y yo junto a ellos como si fuera un Déjà vu.

- Buenas noches, señor Richard – saluda ella sonriendo sutilmente con el mentón en alto.

- Buenas noches, Erika – acepto el beso en la mejilla que me da a modo de saludo – permíteme decirte que estas radiante esta noche.

- Muchas gracias – ríe sonrojándose con ese aire inocente que esconde bajo todo ese vestido y maquillaje. Me dirijo ahora a el maleducado y mala caroso de esteban – y tu ¿no sabes que se saluda al llegar? Debes aprenderle cosas a tu esposa por lo que veo.

- ¿Cómo estás, Richard? Yo con pereza de tener que asistir a esto, pero bueno ¿a quién le importa? A nadie – Erika palmea el brazo de su esposo - ¿entramos?

- Agradece que llegaste a tiempo o no te estaría tolerando esa actitud. Ahora, al voltear y caminar hasta la entrada, por favor sonrían o mínimo den una buena cara– señalo con el índice a Esteban – lo digo especialmente por ti.

ATADOSWhere stories live. Discover now