❍ Capítulo 10

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El barrio no tenía mucha diferencia de donde vivíamos, capaz alguna que otra decoración no muy excéntrica que los monstruos le quisieron dar, pero no mucho más allá porque todos estaban mudándose y adaptándose al nuevo barrio al que iban a vivir, por ello era común ver a varios monstruos con los muebles fuera de las puertas de su casa, moviéndolos a su interior.

-Qué bonito - Solté con emoción. -, este barrio estaba muerto y que ahora tome vida es lo más hermoso que podré ver por una temporada.

-Tampoco es para tanto - Expresó Maria con insignificancia.

-Maria, analiza bien esto, ¿acaso vas a ver a más de 10 personas hacer una mudanza a la vez? ¡Están reviviendo el barrio! Tengo ganas de ver que tendrá este lugar - Expresó Elena emocionada. -. Y no solo eso, me encantaría ayudar, perdona, Sans - Elena se acercaría al esqueleto que nos lideraba, este giró la cabeza un poco. -. ¿Qué teníais antes en vuestra ciudad?

-Un poco de todo, pequeñas tiendas de comida, medicina y flores, bar-restaurante, un gran laboratorio y un programa de televisión, entre otras cosas que no recuerdo bien - Recordó mientras pensaba un poco, frenando su paso.

- ¿Bar-restaurante? - Preguntó curioso Carlos. -. Ya de oírlo tengo hambre.

-Si queréis podemos ir ahora, capaz a Grillby le molesta un poco, porque está con las mudanzas, pero creo que le hará ilusión saber que hay nuevos clientes humanos y que le pagaré la cuenta que le debía – Sugirió con una sonrisa calmada. -. ¿Os apetece?

-¡Venga chicos! Un bar es donde toda la gente se reúne y donde más cotilleos hay - Expresó Carlos con emoción.

-Tío, dijo que estaba aun con la mudanza, ¿no sería molestar? - Preguntó Maria con la ceja arqueada.

-¡Pero empezaría ya con buen pie y dinero en las manos! ¡Y aparte...! - El estómago de Carlos empezaría a gruñir con fuerza.

-Y aparte tienes hambre - Finalizó la frase Elena.

-Y aparte tengo hambre... - Confesó avergonzado el chico. -. No he desayunado.

-¿¡Cómo?! ¡Pues vas a ir ahora mismo a comer algo! - Expresé molesta, como si fuera la típica abuela que sobrealimentaba a sus nietos.

-S-Sí, Ursula...

No tardaríamos en llegar al bar que mencionó Sans, ciertamente el local era muy hogareño, agradable y cómodo, a buenas a primeras me daba buena impresión y tenía mucha curiosidad de ver el interior ya que parecía tener un ambiente que me iba a gustar aún más.

-Bienvenidos, a Grillby's, no creía que habría gente, pero... Si lo hay... Je.

Era cierto, el bar ya tenía unas pocas personas en su interior, comenzando a mi derecha, dos mesas con unos sillones enormes parecidos a un sofá, allí había dos perros con armadura... Extraño cuanto menos, pero podía ver los ojos de los demás ya que querían acariciarlos.

A la izquierda había una mesa pequeña seguida de una grande en la que posiblemente jugarían unos pocos juegos de cartas en las que apostarían mientras tomaban algo. Enfrente mía, estaba la barra del bar en la que se encontraría un camarero, un hombre de cierta altura cuya cabeza era literalmente fuego.

-Es un tío con una cabeza que arde... ¡¡Y que tiene gafas!! ¡¿No se le derriten las gafas?! - Preguntó atónita Carol.

-Desde que le conocí lleva esas mismas gafas, así que supongo que sí - Contestó con calma Sans. -. ¿Tomamos algo?

Aceptamos todos de una, entrando al local para que Sans nos presentara al camarero, que era Grillby, literalmente aquel camarero era también el dueño, cocinero; todo, dejándome bastante sorprendida por sus capacidades.

𝗔𝗟𝗠𝗔𝗦 𝗨𝗡𝗜𝗗𝗔𝗦 - 𝗙𝗟𝗢𝗪𝗘𝗬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora