❍ Capítulo 13

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Era cierto que los domingos eran días de vagancia y yo no me quedaba atrás, aunque de normal salía a la calle a tomar aire fresco, preferí estar en casa y descansar, pues el día de ayer fue agotador y yo no olvidaba con facilidad las cosas.

El día que tuve hoy para mí misma, hacer las cosas que me gustan, la comida que me gusta, actividades de relajación, capaz aprender hacer cosas nuevas, en general actividades para no preocuparme y no estar paranoica. Un día perfecto, de no ser que me sentía vigilada en mi propia casa.

Y no, no era la vigilancia que te hacían los padres, sino de otra persona.

Capaz era mi paranoia, porque era imposible sentirme vigilada en mi propia casa, el lugar más seguro que conozco, a no ser que hubiera un "apocalipsis zombie" que en ese caso sería más distinto. Igual forma, estaba en mi casa, estaba bien.

Igual forma no había mucha cosa interesante en un domingo como hoy, estaba clamada en mi habitación mientras hacía mis actividades favoritas y cuando miraba de forma vacía a un punto de mi habitación es cuando miraba en internet alguna poca información sobre los monstruos, pero era lo que más escaseaba. Si quería saber, necesitaba preguntarles de forma directa o buscar en la biblioteca de la ciudad, que es donde se conseguiría la información de una forma más directa y clara.

Me recostaría en la silla con cierta vagancia, mirando el techo de forma perdida para poner mi mano en la barbilla, pensativa. La biblioteca estaba abierta, pero ciertamente no sentía muy segura del todo salir de casa. A lo mejor... Llamando a alguien, específicamente a Elena.

Sonreí con calma, tomé mi móvil y marqué el número de mi amiga para esperar a que contestara al teléfono. No tardó mucho por suerte.

-Elena.

-¿Dime? – Llamar a Elena era una buena opción ya se interesaba mucho por las bibliotecas para obtener información.

-Quiero ir a la biblioteca, quiero conocer más cosas de los nuevos vecinos, ¿vamos?

-¿Ursula? La biblioteca cierra los domingos - Solté un suspiro de molestia. -, pero si quieres podemos quedar en mi casa y hablar de forma tranquila sobre el tema si es lo que más te preocupa.

-¿Tanto se nota? - Pregunté sorprendida.

-Sí, te conozco, desde que Undyne te dijo eso tenías la mirada perdida y ciertamente paranoica - La podría escuchar moverse. -, no soy adivina, soy observadora, pero si quieres hago de psicóloga y te desahogas hasta que te canses o estés tranquila

-Me parece bien - Su idea no era mala, de hecho, sonreí con calma y me sentaría bien en la silla.

- ¿En media hora? Así te preparo algo de té y galletas - Preguntó con calma.

-A las cinco y media estoy allí.

-Genial, nos vemos.

Tras colgar la llamada, me pondría ropa distinta para la ocasión, algo relajado, una camisa amarilla de manga corta y pantalones azules largos para terminar atando mis zapatos amarillos. Una vez lista, avisaría a mis padres que quedaría con Elena, les parecería bien y me dejarían ir. Ya fuera de casa, habría algo que me dejaría ciertamente sorprendida.

Un avión de papel, el mismo de ayer, enfrente de mi casa, miré a mi alrededor sorprendida, a ver si encontraba al chico, pero ni rastro del joven, capaz se había dejado el avión y sus padres le llamaron, sin dejarle recuperar su avión. De solo pensar esto me ponía triste y es por ello agarraría su avión y me lo guardaría en mi bolsillo.

No me entretendría más, me pondría en marcha para quedar con Elena en su casa, como habíamos prometido, caminando con un paso ligero para no entretenerme y no sentirme preocupada con el ambiente que me rodeaba.

𝗔𝗟𝗠𝗔𝗦 𝗨𝗡𝗜𝗗𝗔𝗦 - 𝗙𝗟𝗢𝗪𝗘𝗬Where stories live. Discover now