Capítulo 2.1

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Recuerdo como me encontraba en la zona más alta de la montaña, caminaba sin rumo mientras intentaba mirar por el suelo lleno de hojas de colores amarillos, naranjas y rojizas, pues estábamos en otoño. Abrigada con una chaqueta verde y una falda larga amarilla, miraba a mi alrededor con temor.

Suspiré apenada, sentía que mi destino no tenía rumbo, pues mis padres quisieron dejarme a mi propia suerte ya que no era útil, pero yo sabía que, si lo era, porque dentro de mi sabía cual era mi misión, salvarlos a todos.

Claro que me acordaba, pero eso no quitaba que las palabras duras que me dijeron mis padres fueran crueles, no me podía imaginar lo que tuvo que aguantar Frisk, por ello a lo mejor se marchó a la montaña y huyó.

Solo esperaba que ahora viviera feliz con mi familia, capaz algo sobreprotectora, pesada, habladora... Bueno, en general una familia que se preocupaba de verdad por sus hijos. Era lo mejor podía desear para él, ya ahora a mi me tocaba hacer su trabajo.

No sabía bien donde se encontraba el agujero a la montaña, pero debía de ser uno pequeño ya que cayeron varios niños allí, aunque para mi sorpresa, cuando avancé por el lugar y vi aquel enorme agujero, me daría cuenta que no fue sin querer, que fue a posta.

Era posible que algunos lo hicieran de forma intencionada porque no querían vivir más y esto me apenaba, me hacía pensar en que tan mala situación vivió Frisk y aquellos niños, pero si se tiraron y pudieron ver a Toriel, Asgore, Sans, Flowey... Todos, significaba que en la caída habría algo que me haría seguir adelante.

Respiré hondo, di mi primer paso hacia aquel enorme agujero y me dejé tirar, cayendo a un fondo negro hasta poder impactar contra aquel suelo cómodo del cual me haría perder la consciencia por un tiempo que desconocía.

Y aquí estaba, tumbada, rodeada de flores amarillas mientras miraba aquel agujero por el que caí, me dolía todo el cuerpo, pero no era un dolor horrible, sino que era un dolor ligero, capaz con moverme un poco y caminar se me iría pasando, pero con cuidado.

Intenté reincorpórame del suelo, sentándome en aquellas flores para soltar un suspiro pesado y ver como enfrente mía había un pasillo con una salida a la izquierda. Ese era mi ruta, me levantaría poco a poco del suelo, limpiándome la ropa con cuidado y cuidando mi cabello con delicadeza para así empezar a moverme hacia aquel pasillo.

Miré hacia mis espaldas antes de cruzar el pasillo, esto era solo el inicio y sentía que lo que me había propuesto, el problema que había decidido tomar una solución, no sería tan fácil. Algo o alguien en mi cabeza susurraba palabras incomprensibles que me dejaban a veces sorda o ciega, quedándome quita con la mirada fija en un punto.

No iba a ser fácil, pero estaba dispuesta a sufrir cualquier cosa.

Recuperé mi cabeza, la caída me habría afectado, era lo más razonable, crucé la puerta a mi izquierda para poder ver a lo lejos el mismo campo de flores amarillas, pero un poco más pequeñas que las que estaba tumbada. Avancé, con cuidado, intentando despertarme de la caída, tanto mentalmente como físicamente.

-¡Hola! – Hasta que una voz familiar me despertó, dirigiendo la mirada hacia la voz. – Aquí abajo, joven chica.

Al dirigir mi mirada hacia donde dijo, mis ojos se sorprenderían y casi abriría la boca, no podía creerme que en este momento estaba Flowey con una sonrisa amplia, observándome con felicidad. Pequeñas lágrimas cayeron de mis ojos.

-¡No llores, pequeña! ¡Ya no estarás sola en este lugar! ¡Soy Flowey, la flor! ¡Un gusto conocerte!

Me di cuenta que con sus palabras él no sabía quién era, de normal cuando conoces a alguien diría tu nombre de forma directa y más Flowey, que ya me conocía, pero me di cuenta de inmediato que, en esta línea, en esta ocasión, él no sabía nada sobre mi persona y que tenía que empezar de cero, pero no solo con él, con todos.

𝗔𝗟𝗠𝗔𝗦 𝗨𝗡𝗜𝗗𝗔𝗦 - 𝗙𝗟𝗢𝗪𝗘𝗬Where stories live. Discover now