Dime que no es una mentira. Te vi por primera vez en tus rutinas, caminando tranquilamente hacia tu casa mientras mirabas a tus amigos con una sonrisa.
Como odio esas risas.
No nos conocías mucho, pero tu curiosidad logró que nos conocieras, más aún...
Hubo un momento en el que no tenía nada claro si lo que estaba viviendo en ese momento podía ser real. ¿Para que mentir? Todo estaba yendo bastante bien, demasiado para lo que los demás decían, que su misión fue difícil, algo traumatico y doloroso para él. Pues, con mucho dolor, tenía que dudar de esas palabras.
A pesar de algunas experiencias extrañas que no podía comprender, todo estaba yendo ciertamente bien, aunque si era doloroso tener que hacer frente a Toriel en ese momento a solas, no era agradable ver al monstruo que más querías y que te trataba como tu madre, atacarte solo para probar si era lo suficientemente fuerte para seguir adelante por el subsuelo.
Esto me recordó que tenía que llamarla para que supiera que seguía con vida, me estaba sientiendo mal como hija. Y hablando de madre e hija, mi verdadera madre era lo que me preocupaba también un poco, ¿como estará?, ¿se dará cuenta de algo o simplemente pensará que Frisk es su hijo? Solo deseaba que fuera lo que fuera, no supiera la verdad del todo y que estuviera feliz y tranquila.
Luego pensé en los esqueletos, me fue muy curioso como Sans me preguntó en su casa como podía tener tanta confianza en ellos si los humanos teníamos miedo de los monstruos. Esto era cierto, pero no en mi caso ya que los conocía, aunque siendo él tenía la sensación de que se temía algo, de que algo extraño estaba ocurriendo, pues no era normal que le dijera que había caído a posta y que ahora quería salir.
Sí, claro que quería salir, pero para que todo saliera bien en esta línea, Frisk pasó por muchos obstáculos difíciles por culpa de Chara, pero ahora mismo todo parece ir bien y tranquilo, si bien es cierto que intentó darme problemas, pude seguir adelante y mantenerme pacifista durante todo este tiempo. También había que destacar algo, el poder extraño que era asociado a mi persona.
Era difícil de entender como estos poderes estaban conmigo, unos los cuales asociaban a mis amigos, justamente estos tenían sus propios poderes extraños de los cuales cada uno de ellos tenían una propia forma, color, poder... En definitiva, por alguna razón que no entendía, estaba teniendo el poder de mis amigos en el subsuelo.
¿Por qué? No lo sé, lo primero que pensé es que ellos habían muerto y por ello estaban sus poderes a mi lado, como en la anterior línea, pero en esta situación no tenía esa sensación de que estuvieran muertos, sino que me estaban ayudando, es más, había escuchado la voz de María.
En la anterior línea nunca había escuchado la voz de Elena cuando murió, tampoco lo hice con los demás y se que la situación en ese momento no era la idónea para hablar, pero siendo ellos capaz me habrían mandado alguna señal. En este momento, ellos me ayudaban, me aconsejaban y no sabía bien porqué.
Sería sorprendente que ellos supieran de toda esta situación, que en verdad saben porqué estoy aquí y por ello han aprendido a usar sus poderes para ayudarme. No niego que sería impactante porque significa que no fui la única que recordó, sino que ellos también o que alguien más... Como Frisk.
Poco a poco fui abriendo mis ojos hasta que me di cuenta que no estaba en el mismo sitio de antes, cerré los ojos una vez más y respiré con profundidad porque estaba bastante cómoda en donde me encontraba. Me puse a recordar todo una vez más y pensé en las palabras que Maria me dijo cuando nos enfrentamos a Papyrus.
Que hablara con Elena... ¿Cómo hago eso? - Me pregunté seriamente. Ella me había hablado de forma directa y yo no tenía idea, ¿cómo iba hacerlo con Elena?, ¿tenía que llamarla?, ¿pedir su ayuda? No tenía ni idea de como, pero necesitaba escuchar su voz de una buena vez porque la añoraba.
-¡HOI! ¡Una humana! - Gritaron de forma extraña en mi oído. Me desperté de golpe asustada. -. ¡Se desperté, se desperté!
-¿Qué? - Pregunté en susurro. No entendía que estaba ocurriendo.
Enfrente mía podía ver un gato extraño con una camisa, sus ojos estaban un poco desviados y no podía dejar de mirar su rostro porque era muy extraño. Miré por un momento su cabello desenredado, pero poco más pude ver porque volvió a hablar.
-¡Ayer días! ¡Humana extraño! - Gritó ilusionado.
¿No sabe hablar? - Me pregunté sorprendida.
-¡Humana cae cielo! ¡Boom! ¡Dolor! ¿Cura, cura? ¡Vive! ¡Aquí con vosotros! - Trató de explicar, simplemente le miré con sorpresa sin saber que decir.
-Ah, sí, caí del cielo y... Estoy aquí con vosotros - Murmuré sorprendida.
-¡Oiii! ¡Sí! ¡Comer mucho, ya! ¡TEMMIE FLAKES! - Gritó esto último con demasiada ilusión mientras se dirigía a una cueva. Tragué saliva nerviosa.
Será mejor que me marche, me estoy asustando - Pensé preocupada.
Me levanté del sitio y apuré el paso para irme, pero al girar la esquina pude ver como habían miles de seres parecidos al anterior, cada uno de estos se movían de forma energética y caótica, hablando muy mal y de forma desordenada. Unos gritaban como locos, otros se movían de forma hiperactiva, unos simplemente estaban quietos mirando a un punto sin saber que decir y otros estaban durmiendo a medias.
A medias, sí, porque se despertaban y se volvían a tumbar, así todo el rato, esto era agobiante de ver... No, en general me agobiaba mucho la situación y mi mejor idea fue marchar de ahí, suficiente tenía como ver tanta hiperactividad en ese momento.
Logré salir rápidamente y encontrarme por un laberinto extraño del que pude salir con facilidad, aunque no podía negar que me quedaba perdida observando las paredes decoradas por aquellas lianas azuladas de las cuales parecían formar antiguos escritos, aunque esto era solo parte de mi cabeza boba del cual le gustaba imaginar cosas que no eran.
Seguí avanzando hasta que me di cuenta que había caído bastante bajo porque me encontraba en un basurero, se podían ver miles de objetos tirados en el río y esto me daba pena porque en cierta manera lo contaminaba, aunque el charco no parecía estar muy sucio. Entre todos esos objetos me encontré el mismo maniquí que Toriel me enseñó para que no peleara con los monstruos y que hablara con ellos.
Me quedé observándolo curiosa por unos segundos hasta que decidí avanzar, me despedí del muñeco con calma y una sonrisa suave. Esto provocó que el muñeco se sonrojara y moviera su cabeza a un lado, claramente lo vi y me quedé sorprendida con la boca abierta.
-¡¡DEJA DE MIRAR!! ¡SÍ, ME HE SONROJADO, ESTÚPIDA HUMANA!
Caí al suelo porque no me esperaba que hablara, tampoco me esperaba que volara y empezar a gritar de forma nerviosa todo porque le había saludado y sonreído. Me quedé con la sorpresa en todo momento mirando perdida hacia él sin saber bien que hacer porque no sabía como contestarle, que hacer... Nada.
-Mad mummy... - Una voz triste sonó en el final de este basurero. Pude ver a un fantasma en el fondo con unos auriculares en su cabeza. -. Déjala en paz... Es buena gente.
-¿Napstablook? - Pregunté sorprendida.
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