Capítulo 2.29

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No me gustaba lo que veía, lo detestaba, ver a Asgore regando las flores amarillas con la mayor calma posible me hacía sentir mal conmigo misma, ¿enserio teníamos que llegar a esta punto? No, no quería.

Escuchaba como cantaba alegremente mientras estaba distraído con su pequeño oficio hasta que escuchó mis pasos y tuvo que frenar lo que hacía.

-¿Oh? ¿Hay alguien ahí? -preguntó sorprendido-. ¡Un momento! Casi terminé de regar estas plantas. -Terminó de regar algunas de las pocas flores amarillas para luego, por fin, girarse-. ¡Hola! ¿Cómo te puedo...?

Me miro con sorpresa y pena al ver mi rostro lleno de lágrimas, intentaba contenerlas, pero de forma repetida me negaba lo mismo, no quería esto, no quería llegar a una situación triste donde la violencia fuera la única solución.

-Oh...Normalmente diría, quieres una taza de café? Pero sabes como funciona -explicó apenado. Al verme llorar, suspiró preocupado-. No llores, hoy es un buen día, podemos tomarnos las cosas calmadamente como los pájaros que cantan, las flores que florecen a su ritmo... Tan perfecto es el día, que podrían jugar algún juego con balón.

Al decir esto, me observó adolorido, era incapaz de pronunciar alguna palabra, solamente estaba en el sitio, escuchando varias voces de mis amigos que intentaban calmarme.

-Sabes lo que debemos hacer. Cuando estés lista, ven a la siguiente habitación.

Desapareció hacia la siguiente sala, todo mi cuerpo temblaba sin para mientras caminaba poco a poco con cuidado de no pisar las flores amarillas que me rodeaban en ese momento. Me sequé las lagrimas ara mirar de frente, viendo a Asgore con una mirada triste.

-Qué tenso... Piénsalo como una visita al dentista... -se atrevió a bromear. Me reí de forma suave y triste, aun sabiendo que esto no tendría un buen resultado.

¿Porqué no me había dicho la verdad? No quería matar a nadie, estaba haciendo todo lo posible para hacerlo bien.

-¿Estás lista? -preguntó . Un silencio se hizo en la sala-. Entiendo que no lo estés... Yo tampoco estoy listo.

Se adentraros hacia la barrera, dejándome sola frente a una gran puerta que al entrar, pude ver un gran vacío a lo lejos de colores grises mientras nos iluminaba a Asgore y a mí.

-Esto es la barrera, esto es lo que nos mantiene a todos atrapados - me explicó en un tono relajado-. Si por alguna razón, tienes tarea sin terminar, por favor, haz lo que debes hacer.

Respiré hondo con todo el valor del mundo para dar una respuesta negativa. Mirándome con dolor y arrepentimiento, agarró el tridente con sus dos manos.

-Fue bonito verte, adiós.

Pude ver como el escenario cambiaba de golpe a aquel pequeño cuadrado del que me impedía moverme, para cuando quise pedir perdón, sentía como algo dentro de mi se rompía y que, aunque pudiera perdón, mi voz nunca salía porque Asgore me lo había prohibido, tenia que luchar contra él.

Desesperada, le grité con gran dolor que no queria luchar, que lo que quería era hablar las cosas, quedarme aquí encerrada en el subsuelo para siempre si era necesario porque no iba a dañar a nadie. Asgore pudo escucharlo y vi como temblaba por un momento mientras pequeñas lágrimas de sus ojos caían, pero siguió sin hacerme caso. Entonces, con dolor y decisión, me atacó con lo que tenía.

Era complicado para mí, me negaba pegarme con él, me negaba a toda esta situación, pero por desgracia tuve que tomar una de mis armas para atacarle de vuelta. No es que yo lo quisiera, realmente mis amigos me decían de atacar porque no veían otra opción, mientras que yo seguía llorando pidiendo ayuda de otros seres, pero nadie venía.

𝗔𝗟𝗠𝗔𝗦 𝗨𝗡𝗜𝗗𝗔𝗦 - 𝗙𝗟𝗢𝗪𝗘𝗬Where stories live. Discover now