XXXII. Dudas

398 96 32
                                    

Obito miró indiferente la sangre que escurría por sus manos mientras caminaba lentamente por los oscuros y tenebrosos pasillos de la base subterránea en Konoha.

Honestamente, si viviera en este entorno durante años, escondido en el secretismo, fusionándose con la oscuridad, olvidándose de su nombre, de quién es y toda esa mierda, a Obito no le sorprendería torcerse como lo hizo Danzo -después de todo, él se torció haciéndose pasar por Madara-. En todo caso, ni siquiera podía juzgarlo del todo, después de todo, ¡Él casi destruyó el mundo parcialmente! Claro, su propio objetivo no era remontarse solo a la aldea de Konoha, sino traer una paz mundial en donde todos fuesen felices y nadie más tuviese alguna sensación de tristeza o incomodidad, donde cualquier cosa mala que pudiera suceder, no existiera.

Un mundo idílico en donde todos son felices.

Silbando como un maldito rarito haciendo la escena de la masacre aún más perturbadora después de infiltrarse en la base secreta principal de Danzo como una maldita rata astuta, Obito llegó a la sala de los archivos de Raíz, en donde tomó otro de los sagrados pergaminos de Jin -dios, esa niña era una santa- para simplemente meter todo lo que estuviera a su alcance, porque los pergaminos que Jin amablemente le regaló, tenían un espacio absurdamente grande para llenar.

Jin era simplemente una maestra en Fuinjutsu, solo que es demasiado insegura con sus habilidades y no confía completamente en su propia capacidad como para darse cuenta de los milagros sucesivos que ha hecho. Por supuesto, obtener la información de que ella hacía sellos no fue fácil -mentira, Obito preguntó tentativamente y Jin se lo dio todo en bandeja con las mejillas sonrojadas- y le llevó algo de tiempo junto con un poco de sobornos -le dio un abrazo y Jin casi se murió de un ataque al corazón, pero no lo soltó y siguió aferrándose a él mientras soltaba más información-.

Si su sensei quiere ser Hokage, Obito le dará un armonioso y hermoso dolor de cabeza y culo para que resuelva toda la mierda de Konoha en la oscuridad como regalo de felicitaciones. No iba a leer toda esta mierda, gracias.

Una pequeña venganza justa por siempre llegar tarde a momentos críticos... aunque podría decirse que su venganza se concretó cuando lo mató a él y a su esposa, condenando a su pequeño hijo recién nacido a ser un lamentable Jinchuriki por el resto de su vida y luego haciendo que el pobre Naruto perdiera a sus amigos uno por uno por culpa de haber caído fácilmente en un plan estúpido de una marioneta aún más estúpida que se creía el marionetista...

Pensando en eso... Obito sintió la maravillosa realización de que el Kyubi sabe sentir emociones, por lo que podría detectar fácilmente a Zetsu como lo hizo en la cuarta guerra ninja y él podría utilizar a ese zorro gigante como un enorme rastreador de Black Zetsu...

Hablando de Zetsu... los Zetsus blancos son una cosa retorcida y útil a la vez, el solo pensar en que alguna vez fueron humanos lo hace estremecerse, pero eso explica porque cada Zetsu tiene su propia personalidad única y no todos son iguales del todo entre sí. Dejando eso de lado, los Zetsus serían una maravillosa red de espionaje, como no tienen conciencia por sí mismos y son casi como un montón de niños retrasados o plantas Zombies durmientes que se conectan con los seres a su alrededor, simplemente podría plantar alguno Zetsus aquí y allá para crear una buena red de información o también podrían ser una valiosa fuente de células de Hashirama con afectos adversos casi nulos aparte de la fragilidad innata de dicha extremidad...

Pensando en eso, Obito duda si informarle a Minato o no sobre los Zetsus... por un lado, podría tener su propia red de espías personal que nadie supiera siquiera de su existencia, mientras que, por otro lado, podría ayudar a mejorar la calidad de vida de muchas personas, a cambio de los cuerpos zombificados de los Zetsu cultivados con células de Hashirama...

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Where stories live. Discover now