XLVI. Doméstico

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Jin sonrió mientras arrastraba a Obito por todas las tiendas de ropa que pudiera encontrar, Obito se veía un poco miserable, pero eso no importaba mucho cuando Jin era quien iba a pagar la ropa de Obito con tal de que él se vistiera mucho mejor.

De solo imaginar las posibilidades, Jin ya se estaba sonrojando.

—Jin, no creo que necesite un traje... —Obito sudó ligeramente, pero Jin ni siquiera lo escuchó mientras le traía más y más ropa.

Obito suspiró miserablemente mientras se probaba ropa tras ropa, algunas estaban bastante ajustadas y Jin tuvo que ir a buscar tallas un poco más grandes, pero de todas formas, Obito sentía que se le iban a caer los brazos de tanto ponerse y quitarse ropa.

Honestamente, a este punto él preferiría hacer una competencia de lagartijas con Guy que seguir comprando ropa con Jin... pero ella se veía tan feliz.

Suspirando miserablemente, Obito fue arrastrado a otra tienda luego de que Jin, de alguna manera, pagara esta cantidad absurda de ropa que, de todas formas, no le quedaría bien dentro de unos meses porque seguiría creciendo hasta alcanzar el 1,82.

Obito siente que este es su castigo por joder incansablemente a Deidara con su personaje de Tobi, Jin parecía tener energía ilimitada el día de hoy a pesar de que dijo que no quería ver a nadie, haciéndola casi irritablemente activa -casi al nivel de su personaje de Tobi, lo cual era perturbador-... luego de lo que parecieron meses, Jin se dio cuenta de que no había desayunado y fue a una tienda de dangos para que descansaran un poco mientras reponían energías para continuar con la inagotable juerga de compras -haciendo llorar internamente a Obito-.

De un momento a otro, ya no eran solo ellos dos y se les había unido una niña con cabello morados, ruidosa y grosera que él reconoció como la alumna de Orochimaru, Mitarashi Anko. De alguna manera, Jin y ella se hicieron amigas acérrimas y Obito quedó en segundo plano -para su alivio, no soportaba pensar más en ropas-.

Su felicidad de no tener que comprar ropa se disipó rápidamente cuando Jin decidió que sería una excelente idea de que Anko se les uniera en su juerga de compras e incluso se compró algunas ropas a la chica hasta que, en algún punto de su tortura mental, las energías de Jin se acabaron completamente -por fin- y decidió que era una buena idea irse a casa.

Su casa.

Gimiendo de alivio mientras sus músculos protestaban como si hubiera tenido una pelea durante 48 horas sin descansar, Obito miró la casa de su abuela con nostalgia en su mente divagando en recuerdos del pasado olvidado y, cuando abrió la puerta del lugar, parecía tan igual y distinto a lo que solía ser antes de fingir su muerte, que la realidad del fallecimiento de su abuela lo golpeó duro... su abuela ya no lo recibiría nunca más.

Sus ojos oscuros se amargaron ligeramente mirando la modesta casa que había sido el lugar que lo vio crecer. Tocando con melancolía las limpias paredes, Obito sonrió agridulcemente.

—Voy a preparar la cena, creo que es una buena forma de terminar el día —Jin le guiñó un ojo—. Ve a bañarte, Obito-kun, quizás cuando termines de ducharte, la cena esté lista.

—Gracias... —Obito sonrió suavemente y Jin le miró traviesamente.

—Pero si no te demoras tanto, entonces tendrás que dividir la ropa por colores y telas para que pueda tirarlas a la lavadora —Jin le sonrió divertida y Obito gimió.

—Me demoraré un año bañándome, no quiero ver más ropa —gimió el Uchiha lastimosamente mientras arrastraba sus pies como si caminase entre barro pegajoso.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Where stories live. Discover now