So Simp [Yandere! Uchiha Obito]

CV. Esposo

Jin se acurrucó en el abrazo de Obito, su rostro tenuemente sonrojado oculto en el fuerte pecho de su pareja mientras el Uchiha acariciaba tiernamente sus cabellos celestes. Los ojos cálidos y tiernos de Obito miraron con amor desbordante a la mujer que se acurrucaba contra su pecho, la dulzura estaba impresa en sus toscos y ásperos rasgos masculinos.

Ya habían pasado dos meses desde que le pidió matrimonio a Jin, fue una completa molestia que todo se demorase tanto, pero dentro de una semana podrían casarse con normalidad en una pequeña e íntima ceremonia, rodeada de amigos y familiares -aunque al día siguiente se habían casado apresuradamente solo en papel y, técnicamente hablando, ya estaban casados legalmente, aunque no era reconocido espiritualmente por el clan Uchiha ni conocido por todos sus amigos, ya que para casarse rápido técnicamente, puede o no, que hayan secuestrado a su futuro suegro, a su Hokage y a dos ninjas médico que estaban de turno (Originalmente iba a ser solo Rin, pero como estaba Shizune, la arrastraron también)-.

Bueno, tenía que considerarse un hombre con suerte... o tal vez fue la suerte de Jin lo que influyó, pero pudieron pedir rápidamente una cita con un sacerdote del templo de Amaterasu -la diosa principal de los Uchiha, diosa del sol, junto con el dios del mar, las tormentas y las batallas Susanoo y el dios de la luna Tsukuyomi-, el cual, para su sorpresa, les dio una fecha auspiciosa para el matrimonio relativamente cercana -dos meses no son nada, hay parejas Uchiha que pueden esperar años a casarse porque no hay una fecha auspiciosa cercana para su boda y, si no están acorde a una fecha elegida por el sacerdote de Amaterasu, pueden haber pequeñas consecuencias por haberle faltado el respeto a la venerada diosa del Sol-.

Obito observó a Jin dormir contra su pecho sonrojada, sus ojos estaban ligeramente rojos mientras su suave cuerpo descansaba exhausto contra él. Una risita entre dientes escapó de sus labios mientras besaba un mechón del bello cabello de su preciosa futura esposa con amor -insiste, aunque están casados en papel, lo importante es la ceremonia Uchiha, después de todo, los dioses y espíritus no son precisamente benevolentes en ese aspecto, la Diosa Amaterasu puede ser muy cruel con sus hijos y parejas de sus hijos si es que son infieles, castigos divinos realmente atroces-.

-Después de todo, Amaterasu odiaba la infidelidad, casarse bajo la bendición de Amaterasu significaba que aceptarías que tu alma fuese grabada al rojo vivo con el nombre de tu pareja y viceversa. Es un voto irrompible e inexpugnable, un acuerdo de fidelidad, amor y cuidado mutuos por todas sus efímeras existencias mortales. Un pacto en donde la venerada Diosa del Sol proporcionará un poco de su poder para sellar sus almas para la eternidad de sus propias existencias-.

Era tan linda, no importaba si era antes o después de hacerle el amor.

-Y nadie podría tocarla una vez que se casaran, si ella tuviera el atroz atrevimiento de intentar serle infiel con otro hombre, una vez que fuese su esposa bajo los ojos de Amaterasu, cada vez que le fuese infiel, ella sentiría el fuego infernal recorrer su cuerpo, sintiendo como se quemaba viva por zorra. Pero Obito lo sabía mejor, ella nunca lo haría, por eso mismo no le preocupaba que su preciosa mujercita estuviera bajo la atenta mirada de la diosa del Sol-.

En esta vida, Obito se siente un bastardo afortunado, consiguió una hermosa novia que está completa y totalmente loca por él y le permite salirse con la suya siempre -increíblemente, Jin es bastante permisiva con todo, Obito teme que sus futuros niños vayan a ser muy malcriados por tener una madre tan buena-, sus amigos claramente lo aprecian, incluso si son un poco idiotas y brutos -y puede o no que amenazan con castrarlo o matarlo si hace llorar a su preciosa y amada novia-, tiene lo que podría llamarse un lazo familiar con su sensei y, aunque su relación con el clan Uchiha no ha mejorado mucho, no tiene ese deseo de acabarlos con sus propias manos y luego bailar sobre sus tumbas.