LXVI. Bikini

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Obito, racionalmente, sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, no podía simplemente acechar a una amiga como un espeluznante pervertido -lo cual, en retrospectiva, luego de hacerlo por primera vez y que los pensamientos lujuriosos empiecen a joderlo cada cierto tiempo, era-, buscando el momento "justo" para decirle que no siente nada por ella, pero cada vez que intentaba hacerlo, su boca se trababa -y su corazón dolía tanto- y no podía ni siquiera acercarse a Jin a una distancia en donde lo notara porque se quedaba helado y tieso como piedra, por lo que solo podía tragarse sus palabras y observarla desde lejos como un maldito acosador.

Quizás no podía decirle esas crueles palabras de rechazo porque eran mentira, Obito si sentía algo por Jin, pero Obito no cree que esté lo suficientemente limpio ni sea lo suficientemente digno como para decir que lo que siente por Jin es "amor" -Pensándolo detenidamente, ¿Él realmente había amado a alguien alguna vez? Lo que sentía por Rin, que lo llevó a destruir el mismo mundo, no podía llamarse exactamente amor, era más una enferma obsesión y dependencia extrema- y no un mero deseo provocado por haber tenido relaciones con ella o por los celos mezquinos de querer tenerla como suya -tener algo que realmente sea suyo, esperar que alguien realmente lo ame, que realmente sea visible en los ojos de alguien no solo por conexiones sanguíneas y responsabilidad, un mero compañero de equipo/amigo o una pieza útil a la cual sacar provecho. Obito anhelaba secreta y profundamente ese sentimiento de pertenencia-.

Sabía que estaba mal, realmente lo sabía, pero no podía arrepentirse del todo cuando estaba descubriendo cosas que antes ignoraba con su filtro de "amiga" y "niña" en Jin.

Mientras más la observaba, más podía darse cuenta de pequeñas cosas que antes no.

Jin adoraba el café con leche, pero no le gustaba el chocolate con alto porcentaje de cacao por ser muy "amargo", adoraba los tés frutales y azucarados, mientras que haría adorables caras graciosa al tomar cosas con mucho limón, pero adoraría las ensaladas con tanto limón que su cara estaría toda arrugada -adorable-.

También era bastante desordenada, al contrario de lo que creía anteriormente, Jin dentro de su propio desorden se encontraba a sí misma, los empleados que hacían la limpieza en la casa siempre pondrían expresión de dolor al entrar en su habitación, lo que lo hacía reír ligeramente, porque ciertamente Jin era un desastre viviente, Obito sospecha que la única razón por la que no ha creado sellos de orden, es porque los sirvientes lo harían por ella.

Y Jin es una dormilona profunda, fácilmente podría dormir doce horas seguidas o incluso dieciséis, ella no dormía, ella invernaba.

Ni hablar de su terquedad a la hora de hacer sellos, Kakashi, Rin y Shizune tendrían que arrastrarla -en contra de su voluntad, pateando y gritando mientras se aferra a todo lo posible que alcances sus manos o piernas- del laboratorio y prácticamente casi atarla a su cama para que descansara o a la silla, para que comiera algo. En esas ocasiones, sus palabras mezclarían español y el lenguaje estándar de las naciones elementales confundiendo a todos con su perora desorganizada, lo que se le haría muy adorable.

Era divertido como Jin pasaría de protestar energéticamente que no necesitaría dormir, para luego caer en coma durante doce horas seguidas, sin despertarse ni siquiera cuando Kakashi o alguien entre en su habitación o se escuchen estruendos de Sakumo-san dándole una paliza a Kakashi -para su deleite y satisfacción, era divertido ver al prodigio morder polvo una y otra vez- en nombre del entrenamiento, para luego despertarse y volver querer a dormir. A Obito le resultaba tierno como ella haría un esfuerzo casi sobrehumano para separarse de su cama y, si Kakashi no la sacara de un pie, ella seguramente seguiría pasando de largo sin comer nada.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant