CX. Susto

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Llegar a la aldea luego de casarse fue un cambio de ritmo para Jin, después de todo, durante todo un mes completo estuvo con su adorable esposo conviviendo las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, sin despegarse casi para nada, pero ahora se sentía un poco solitaria sin su dulce esposo a su lado, dándole besos ocasionales, halagándola y, de vez en cuando, puede o no que la manoseara un poco -Obito a veces podía ser tan atrevido, Jin solo atinaba a sonrojarse y actuar tímidamente aferrándose a su esposo-.

—Concéntrate, no quieres que el laboratorio vuelva a explotar, ¿Verdad? —siseó Orochimaru con impaciencia mirando lo distraída que estaba Jin.

Jin hizo un puchero ante el regaño de Orochimaru.

—No es mi culpa, ¡Te dije que no me movieras! ¿Por qué chocaste contra mí, eh? —exclamó Jin y lo apuntó con un pincel lleno de tinta, haciendo que una gota casi golpeara el rostro del Sannin, si no fuese porque movió su cabeza para esquivar.

—No choqué contra ti, te moví suavemente para que te corrieras porque necesitaba ese pergamino de sellado —se defendió ligeramente ofendido el hombre, él no la había empujado, la había tomado suavemente por las caderas para que apartara su gordo trasero del camino.

¿Quién iba a saber que gritaría como si le estuvieran quitando el alma y saltaría como gato hasta golpearse la cabeza con el techo? ¿Acaso no puede ser más normal? Si va a hacer un gran alboroto, ¡Que simplemente se desmaye!

—¡Pero me asustaste! —acusó Jin, ofendida por el rostro que le estaba mostrando Orochi-san— ¿Por qué apareces como fantasma detrás de la gente? ¿Eh? ¡Con lo pálido que estás, pareces fantasma!

—Discúlpame, señora, "me asusto y salto tres metros contra la gravedad como gato" —habló sarcásticamente Orochimaru ofendiéndose aún más.

Los Anbus en la habitación empezaron a ponerse tensos cuando esos dos locos maniáticos del sellado empezaron a discutir y sus manos empezaron a acercarse peligrosamente a pergaminos de sellados.

Si, ambos pueden ser genios y todo lo que quieras, ¿pero quién les manda a decir que estén tan jodidamente locos?

—Ve y avísale al Hokage sobre una posible pelea de estos dos... —habló el líder Anbu y otro asintió desapareciendo rápidamente, agradecido de no ser el líder de escuadrón y tener que quedarse con esas bombas de tiempo.

Diez minutos después, se escucharon una serie de explosiones y risas locas.

Orochimaru y Jin sonrieron salvajemente planeando poner a prueba la calidad de sus sellos y la efectividad en combate, sus ojos temblaban en la emoción excitante de descubrir los confines de la locura que podrían causar unas cuantas manchas de tinta en papel.

Antes de que los Anbus que resguardaban a esos dos locos pudieran pensar, ambos estaban enfrascados en una acalorada discusión de sellos.

Para ser honestos, más que una pelea en sí, era como un acalorado debate en donde lanzaban los efectos de sus sellos a diestras y siniestran mientras tomaban notas mentales si tenían que modificarlos o no, puede que quizás Orochimaru y Jin hayan querido jugarles una broma a los guardias Anbu -no les pagan lo suficiente a esas pobres almas para soportarlos-.

Compartiendo mirada con Orochimaru, la sonrisa de Jin se agrandó y rápidamente un gran dragón occidental de agua emergió de del pequeño pergamino que estaba usando, solo para ser envuelto en un feroz dragón oriental de viento, los cuales se enredaron en una pelea hasta que su dragón de Agua empezó a congelarse por el frio del viento y terminó explotando en una tormenta de nieve que los lanzó tanto a Orochimaru como a ella veinte metros de distancia de su lugar original.

So Simp [Yandere! Uchiha Obito]Where stories live. Discover now