TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)

Capitulo 4: Amables desconocidos

"Piensa, tengo que decir algo inteligente, algo que no les haga pensar que será fácil engañarme ni usarme, algo extremadamente inteligente"

- ¿Quién es?

"Que estúpida!!, a eso le llamo decir algo inteligente?, bien echo Melody ya puedes tirarte a un pozo"

-Disculpa, soy la madre de la niña que te encontró en la playa. Te hemos traído hasta aquí para ayudarte, estabas en muy mal estado, espero que no te asustes-pronuncia esas palabras una vos femenina y llena de preocupación- ¿puedo pasar?

"Estoy un poco nerviosa, pero su vos no se escucha amenazante, no puedo estar encerrada para siempre y menos si sus intenciones son ciertas"

-Pasa...

-Con permiso.

Entra una mujer alta con un increíble y exageradamente largo pelo de color negro que llegaba hasta las rodillas, ojos celestes, tés blanca, labios carnosos y unas curvas prominentes igualadas a las de modelos internacionales, en otras palabras, una belleza de otro mundo. Sería poco decir que me impresiono.

-También quería disculparme por mi hijo que entro sin tocar, pero el escucho un grito que venía de esta habitación y corrió a tu ayuda pensando que te había pasado algo- dijo la belleza parada enfrente de mí.

-No yo, no, yo no est..-un poco nerviosa- no estoy enojada, yo también me quería disculpar por los problemas ocasionados.

"Una cama, una habitación, personas que no me conocen, pero se preocupan por mí, creo que es demasiado bueno, esto no me había pasado nunca"

-No hay problema, como voy a dejar a una criatura sola. Déjame presentarme, me llamo Josephina, mi hija Ángela, mi hijo que acabas de conocer Leonardo y mi esposo Esteban. Tienes que venir abajo, están esperando ver cómo te encuentras- extiende la mano con intenciones de llevarme de ella.

"No creo que sea algo malo"

Levanto mi brazo despacio alcanzando su mano, ella aprieta mi mano, pero no con rudeza y me lleva escaleras abajo donde me encuentro con tres personas al llegar al comedor de la casa. Una figura de bajo tamaño, otra de gran altura (más que la de Josephine) y la última de término intermedio al que supe diferenciar enseguida al haberlo visto un par de minutos antes, "ese debería ser Leonardo".

-No tengas miedo niña, dinos tu nombre- rompe el silencio el hombre con la figura más alta, que debería ser Esteban.

-Mi nombre, mi nombre es Melody -digo con timidez

-Qué lindo nombre, me gusta – dice la figura más pequeña que debería ser Ángela.

-...- no se responder.

-Qué bueno que ya estás bien, no te veías saludable cuando te trajo mi madre- Habla Leonardo con su aura tranquila.

-Gra...Gracias, ya estoy mejor-

-Necesitamos tener una charla sobre lo que se hará desde ahora, saber cómo fuiste a parar ahí, tus padres donde están, donde vives, y en que podemos ayudar- Esteban

-Peeeroo, antes el almuerzo, ella necesita reponer energías primero que todo, ven siéntate, espero que te guste, también ustedes tres-

El esposo de Josephina era imponente, no solo por su gran tamaño, sino por esos ojos serios y fríos que no mostraban ningún sentimiento. Era muy apuesto, pero al contrario de Leonardo que propagaba un aire de tranquilidad, denotabas uno muy rudo y duro como el acero, que no dejaba a cualquiera acercarse a él. Pero como si fuera una broma, este mismo hombre obedeció a su mujer como si sus palabras fueran absolutas.