Capítulo 31: La soledad asomandose

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—¡¿Se van?! —espetó Ángela.

—¡Coff coff coff!

Me atraganté con el arroz al escuchar tan repentina declaración. Tosía como si mi garganta carraspeara al mismo tiempo que mis ojos se humedecían. Fue una sorpresa que no estaba esperando tan temprano en la mañana, y menos en la cocina, mientras comía mi desayuno antes de irnos a la escuela. Las manos de Josephina palpaban mi espalda muy tranquilamente, por lo que ella debió haberlo sabido desde antes. ¿Por qué Ángela y yo éramos siempre las ultimas en enterarnos de las cosas?, la edad nos estaría atando. Si solo supieran que soy más grande que Leo...

—Así es, nos iremos Leo y yo —Esteban asiente con serenidad mientras apoya su mano en el hombro de Leo, el cual permanecía parado a su lado con su acostumbrada sonrisa —. Pero no ahora, esperaremos hasta la mitad del año, y luego nos iremos alrededor de medio año o un año. Eso depende.

"Esto... ¿Por qué es?, y esa sonrisa de Leo no me deja ver lo que piensa. No lo sé. No lo sé"

—¡Pero no falta mucho para la mitad del año! —replica mi hermana en su disgusto —además, ¿Por qué deben irse?, no lo entiendo.

En el exterior me veía tranquila mientras observaba la conversación, pero en mi nerviosa mente pensaba que Ángela estaba diciendo todo lo que yo no me atrevía a expresar. Todo ello y mucho más. Se estaban apilando una arriba de la otra y de mi boca no salía siquiera un sonido, pero sí temblaban al borde de mis labios. Tratando de contenerme, llevo un delgado mechón detrás de mí oreja mientras miro el plato de arroz blanco que deje de comer. El apetito se había ido.

—Tranquila hija, esto es algo que tu hermano debe hacer para controlar su espíritu. Lo mejor para él es ser instruido por tu padre, y permanecer aquí es peligroso para lo que Leo debe superar —mama interrumpe con seriedad justo detrás de mí, que seguía cabizbaja.

—¿Superar?, ¿ese espíritu está provocando todo esto?

—. . ., estaba fuera de lo esperado que este ser estuviera profundamente corrompido, ya lo has visto Ángela, casi lastima a Melody para permanecer en el cuerpo de Leo quien sabe para qué cosas. Es tiempo de que entiendas la gravedad del asunto —papa se vuelve frio al hablar.

En el momento que Esteban nombró la peligrosa situación que pasé, había creído sentir como en mí una fugaz y dolida mirada pasaba por mi cuerpo, pero al no dejar de mirar hacia abajo no me llegue a enterar de que ojos provenían. Era un complicado sentimiento de culpa. Lo sentí por un segundo y luego desapareció de una forzada manera.

—Pero... no quiero esto, no quiero que mi hermano se valla —las lágrimas de Ángela empezaban a caer violentamente mientras que parada se apoyaba con sus dos manos sobre la mesa y dejaba que las gotas terminaran encima del mantel con sus cabellos tapando su cara en una negra cascada.

Levanté mi cabeza al sentir su pesar, la miré a mi lado, y jamás había imaginado verla de esta forma, tan débil, triste y llorosa. Sus hombros temblaban sin parar y las lágrimas seguían cayendo en un silencio en donde solo sus sollozos eran escuchados. Entendí que ella lo quería mucho como para ponerse así. Era difícil comprender que una fuerte y confiada Ángela se hubiera quebrado tanto por la noticia, aunque su mirada seguía siendo desafiante tal como la distinguía. Estaba a punto de alzar mi mano para consolarla, pero entonces Leo se acerca a ella, arrastra los cabellos del perfil izquierdo de Ángela hacia atrás junto con su mentón, y muy cerca de su lloroso pero ceñido rostro, le dijo apaciblemente:

—Voy a volver, te lo prometo —cierra sus parpados en una amable sonrisa y pasa sus dedos desde la parte trasera de la oreja hasta la cabeza, acariciándola con ternura y revoloteando sus cabellos.

TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)Where stories live. Discover now