Extra Zion: "¿hacia donde me debería dirigir?"

347 42 15
                                    


Soy el mejor. Estoy en la cadena más alta de la humanidad, tengo cientos de personas a mi merced y capricho, y hasta un futuro enriquecido por donde se lo viera, pero esta chica, esta maldita niña demonio... me hace dudar.

La vida que conocía comenzó a cambiar desde ese día en el festival de Daurat...

—Nana, me iré a mi habitación.

—Está bien, pero joven —ella se acerca a las escaleras y de manera preocupada continúa diciendo—no estés enojado, tu padre no piensa realmente eso, y tu madre, bueno ella solo quiere que seas el mejor de tu clase.

"No quiero escuchar siempre lo mismo"

—Lo sé —digo secamente y me voy con prisa.

"Me pregunto por cuanto tiempo piensa que me voy a seguir creyendo esas palabras"

Las mismas mentiras de siempre. Sabía que Roxana no tenía nada que ver con las máscaras de hierro que son mis padres, pero no tenía sentido que insista en que me querían. Ella, en cambio, siempre me trató y cuidó amablemente, sin engaños o exigencias. Alguien que no pide de mí, solo da. Estoy agradecido con ella, pero lo siento, ya no creo que mis padres se preocupen o piensen en lo mejor para mí. Un objeto, eso es lo que soy para ellos. Solo basta con recordar lo que hace apenas minutos me dijeron:

—¡¡Un hijo mío no dejara sus obligaciones para después!! —mi padre, con su voz grave y seca, me grita en el medio de la sala principal.

—Tu padre tiene razón, solo la gente sin futuro hace eso —mi madre le apoya con palabras frías —No des los indicios de alguien inútil, ¿acaso quieres ser un inútil?

Mi garganta se secaba y me costaba respirar siempre que ellos se encontraban en la misma habitación que yo. Desde muy pequeño me he sentido así, tan solitario y temeroso al ver sus rostros sin emociones, y creo que el único toque de calidez que aun gurdo en mi es gracias a Roxana, si no fuera por ella, sería igual a mis padres, o tal vez peor.

—No madre —conteste arrastrando mis labios. Aunque ya haya cumplido los trece, aún tenía una fijación con agradar a mis padres, por lo que no me atrevería jamás a estar en contra de ellos.

—Si tu actitud sigue siendo de un simple campesino, me veré obligado a dejarte a un lado —papá continuo y de una muy amenazante manera, luego bajó la vista y al subirla nuevamente dijo más calmado mientras mi madre y yo nos habíamos sorprendido de sus anteriores palabras —Zion, si sigues haciendo cosas en contra de nuestros deseos e ideales, me temo que tendré que ser más duro.

Mientras lo observaba, apretaba mis dientes con fuerza, con tanta determinación que mis muelas me comenzaron a doler. Nada que yo quiera podía ser permitido, nada que ellos no acepten. Los hilos invisibles me habían transformado en una marioneta, una que no tenía oportunidad de elegir. Mi madre solo sita:

—Ya has escuchado a tu padre, ahora sigue con tus estudios y si es necesario quédate la noche entera —cuando termina de hablar, ellos dos se alejan y salen por la puerta. Seguían trabajando hasta en días festivos.

Yo, comiéndome las palabras, subí a al segundo piso y me encarcelé en mi habitación como un esclavo, acatando las ordenes sin chistar. Pero claro que entre dientes mordía la injusticia.

Era irrazonable, ¿Por qué debería estudiar algo que aprendería en dos años?, y siendo que la escuela no había empezado, podría seguir en ello el día de mañana. No dejaban de recordarme que yo siempre debía estar muchos pasos delante de los demás, que mi mente y cuerpo debían superar a cualquier contrincante. A veces experimentaba terribles dolores de cabeza, y había días en que mi visión se nublaba por unos minutos por el cansancio. Era más de lo que podía, pero lo hacía, lo hice. Roxana no se podía meter en estos problemas, de haberlo hecho, podría enojar en llamas a mis padres, pero como recién, ella trataba de consolarme.

TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)Where stories live. Discover now