Capítulo 33: Dos presos corazones en batalla- parte 2

357 42 18
                                    


Esta situación... ¡¿Qué clase de situación es esta?!

Yo no me estoy moviendo siquiera un peldaño, pero aun así me estoy viendo sujetar el cuello de Leo como si quisiera matarlo, ahorcándolo y estrujando su garganta con tenacidad. Me cortaría la mano antes de intentar lastimar a mi hermano, pero aquí estoy haciendo lo impensable, aunque no todo es real, estos movimientos no son míos, cada maniobra, extensión de mis brazos, pasos de mis pies, o palabra que ahora salgan de mis labios, ya no me pertenecen. No soy yo.

"¿Qué hago para detener esto?, ¡no quiero lastimarlo!", la yo dentro de mi grita.

Él tosía, pero aun así su sonriente mueca no cambiaba.

—¡Cough!, ¡cough!... qu-que expresión más aterradora, y pensar que ahora aparentas se-ser una linda chica. Hablando de eso... no creo que a ella le vaya a gu-gustar que estés maltratando a su hermano, ¿no pensaras matarlo verdad? —se reía entrecortadamente mientras era estrangulado.

El ser que ahora controla mi cuerpo le suelta el cuello, lo empuja hacia atrás con fuerza haciéndole retroceder varios pasos y contesta con frialdad:

—No pienso matarlo, no haré nada que moleste a mi portadora —parece observar el agua a nuestros pies y sigue—solo lo heriré hasta que salgas de su cuerpo.

"Su..., ¿su portadora?"

Mis ojos no creen lo que ven. Mi brazo derecho se extiende hacia adelante, manteniendo la mano abierta y recta, y el agua de la laguna debajo de mi parece temblar, revolverse, como si quisiera subir con todas sus fuerzas, hasta que un hilo de agua se eleva y llega a tocar la palma de mi mano. Luego otros hilos suben hacia los costados con más rapidez y parecen unirse entre todos mientras giran en un remolino que acelera sin parar. Mi mano se mueve aún más hacia arriba agrandando el agua, provocando así un poderoso torbellino que superaba mi altura. Pequeñas gotas se escapaban y golpeaban sobre todo a nuestro alrededor, y cuando parecía que el espíritu estaba conforme con su creación, fijo su mirada a Leo demostrando lo que pretendía hacer y lo que yo pensaba que haría.

—OOhhh, recuerdo esos dorados ojos —dice y señala el torbellino con un torpe duda —¿Qué harás con eso?

Parece que no respondió al nombrado Vayles, y le arrojó el torbellino sin darle alguna oportunidad de escapar. En defensa posiciona sus brazos en forma de X delante de él, siendo que lo recibe de frente y lo choca tan duramente que lo hizo retroceder arrastrando la arena del suelo de la laguna con él. Aunque parece doloroso permanece de pie y afrontándolo por unos segundos hasta que el torbellino se deshace. Cuando aquello cae, se le ve con cortadas de diferentes direcciones sobre sus brazos igualando a una filosa espada. También en sus piernas, pero por suerte eran un tanto superficiales.

El agua poseía tanta presión y velocidad que se volvieron cuchillas al momento de tocarlas, lo que tuvo un terrible peligro si no hubiera puesto sus brazos delante. Su rostro y ojos pudieron llevarse lo peor. Esto me estaba poniendo de los nervios, y cada cortada que sangraba en su cuerpo me presionaba el pecho. Además, ¿cómo no ponerme así?, si acababan de decirme que el ser que ahora maneja mi cuerpo es mi espíritu y yo su portadora. Se suponía que yo no iba a obtener un espíritu, no me correspondía ser parte de todo esto, y menos compararme a mis hermanos, por lo que no puedo evitar buscarle otra explicación. Pero está ahí la respuesta, frente a mí como una repentina cachetada que resuena sobre una montaña. Esto resolvía el porqué de un día para el otro ya no tenía heridas, siquiera rastros o cicatrices que demostraran lo que aquellos monstruos engañosamente adorables me habían hecho y por lo que estaba completamente segura que había pasado. Por un lado, me relajaba no haber imaginado cosas como una loca, pero por el otro pensaba que todo estaba mal.

TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin