TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)

Capítulo 21: La lluvia todo lo limpia-parte 2

Mi duda con respecto al idioma es bastante preocupante, pero iré paso por paso en esta incógnita. Primero debo encargarme de la situación que estoy viviendo en este momento para poder avanzar y demostrar que puedo superarlo sin importar que. Además, todo debía tener una respuesta, y eso es lo que pensaba en este momento, influenciada por la felicidad de esos escasos minutos en los que me encontraba detrás de aquella pared, lejos de la vista de los demás y esperando a una chica caritativa que me daría un respiro a todo esto. Solo me extrañaba el cambio repentino de Zion hacia mí, pero había decidido creer ciegamente en sus palabras, y probablemente sea por las pocas opciones que me quedaban. Mientras tanto, un estruendoso relámpago sonó a lo lejos, despertándome de mis fantasías.

—¡Waa!, eso se escuchó muy fuerte. —decía mientras que por reflejo tapaba mis orejas.

—Y por eso yo me pregunto. ¿Cómo alguien puede ser tan tonta como para venir hasta aquí, y creer tan fácilmente mis palabras? —se vio la silueta de un chico, mientras que la luz del relámpago se extinguía.

—¿Cómo? —miro a su dirección.

—¿Enserio pensaste que alguien te ayudaría?, que patética —Zion se reía cruelmente.

—¿Me engañaste?, ¿la-la chica no vendrá? —mi voz paso a ser temblorosa.

—Claro que no vendrá, personas como tú que se hacen las inocentes y son tan fáciles de engañar, son las que más detesto. Los inútiles como tú no deberían coexistir con alguien como yo. —se acerca mientras que demuestra su rechazo.

—¿Por qué me dices todo esto?, yo no te hice nada para que me desprecies de esta manera —digo llena de miedo, mientras me pego a la pared, dándome cuenta de que ya no puedo seguir retrocediendo.

—Oh ya lo olvidaste. Permíteme hacerte recordar —me acorrala contra la pared —Cuando yo amablemente te ofrecí que vinieras conmigo, empezaste a forcejear queriendo escapar de mis hermosas manos. ¿Quién no querría que le tomara de la mano?, nadie, tu estas estropeada para haberte negado. No sabes quién soy al parecer. Además, cuando llego ese chico y me desafío de esa manera, fui expuesto a la vergüenza, ya que tú no habías dicho nada y te pusiste detrás de él como un gatito asustado.

Escuchaba lo que decía y lograba comprender en parte su enojo, el cual no era más que un capricho de su arrogante forma de ser, pero, aunque fuera una excusa estúpida, no tenía el valor de decírselo a la cara. Estaba asustada de esos duros ojos avellana, que podrían recurrir a la violencia en cualquier momento.

—Yo no quise ofenderte, fue-fue un malentendido —mi respiración se altera.

—Tus disculpas no son necesarias, ya te has ganado mi odio niña —se mueve hacia atrás

Mientras tanto, mis alterados ojos buscaban un hueco en el cual me sería fácil de escapar, pero dudaba en el intento ya que mis movimientos parecían haberse paralizado. Cuando pensaba que había reunido el suficiente valor, otros dos chicos aparecieron detrás de la pared de grandes piedras estratégicamente amontonadas.

—Supimos que esta niña era una molestia para Zion, así que pensamos que podrías necesitar nuestra ayuda —habló el chico más alto, de sonrisa fingida y un sobresaliente lunar negro que se situaba entre medio de sus cejas. El otro chico a su lado parecía estar de acuerdo, de una estatura casi igualada a la de Zion, de ojos pequeños y mirada sombría.

—No creo necesitar ayuda con ella. Solo mírenla, se ve tan débil que, si soplara de más, podría tirarla al suelo —me señala, mientras que sujetaba mis manos en confusión —Así que no los necesito. Váyanse.