Extra Ángela: "Así soy yo"

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No lo tomé a la ligera. Desde el primer momento en que la vi, supe que era diferente, pero jamás que guardaría una mezcla de rencor y adoración hacia ella.

Melody resulto ser alguien competente, con altos y bajos que variaban en sus emociones. No estaba bien cuando llegó, pero ahora, parece otra persona. Conserva la versión tierna y amable, sin embargo, sus ojos ya no dudan o tiemblan con facilidad, siendo que se ha hecho más dura, maciza a muchos aspectos que antes la derrumbaban en un segundo. Su espíritu también resultó ser de un nivel magnifico y concuerdan a la perfección. Tiene el cariño, y creo que más que eso, de mi hermano Leo, como también el mío, porque se lo supo ganar, porque sus sentimientos son sinceros, y porque de alguna forma, brilla ante mis ojos. Pero de entre tantas maravillas, hay maldiciones de las cuales tengo que aprender a superar. Este celo, este detestable y permanente pensamiento de comparación entre ella y yo, es insoportable, pero a la ves inevitable.

Para mi tonta y sufrida cabeza, hubo una salida. Ella misma la hizo, pero ojalá no hubiera sido Leo el intermediario, porque me cuesta ver que alguien que quiero demasiado, desde tan pequeños, tenga a Melody como la más especial. Soy egoísta, sí. Tengo malos sentimientos, sí. Pero me creo capaz de no seguir ese camino, ya que el amor que tengo a ellos dos, es más fuerte que cualquier berrinche existencial. Me supero de a poco, y no tengo miedo de admitirlo... además, yo siempre tuve mejores notas, el doble de buenas, que ella. Aún conservo el orgullo de una hija única y lo llevare conmigo hasta convertirme en un gran guardián del reino.

Era muy niña cuando Leo se había integrado a la familia. Recuerdo tan poco que esa fue la razón primera sobre mi confusión, sobre que en verdad no era mi hermano, sino mi primo. También recuerdo con dificultad el rostro de una persona que estaba mucho con él, que se lo llevaba a quien sabe dónde, y que el mismo Leo suplicaba por ver. Luego fue que me di cuenta, escarbando en mi mente, que esa persona de su niñez era el increíble Elián, aquel hombre de cabello largo y atado que estaba dando el show de la noche en el festival de Daurat hace tres años. Amigo, a su vez, de mi padre y el verdadero padre de Leo. Este se había formado una relación muy cercana con mi primo, hasta el punto de no verlo muy seguido por la casa, siendo que apenas salía de la escuela iba directo hacia donde Elián vivía. Supongo que fue una gran contención para él, ya que, después de todo, es su padrino.

Como magia, Leo parecía estar más en casa, pero arrastrando a su vez una sombra en su rostro. Me costaba acercarme, y si lo hacía, ¿Qué le diría?... Era muy pequeña y no entendía del todo. Leo ya era un niño de nueve años, y yo de siete. No tenía la capacidad de entender lo que ocurría o pasaba por la cabeza de alguien dos años más grande. Sin embargo, entendía que algo andaba mal. Por una conversación de mis padres me había enterado que Elián se había marchado con la intención de dejarlo todo, abandonar el servicio de guardián. Se explicaba que estaba extenuado, y ya no soportaba ver las almas en la perdición, y aunque habían pasado dos años de esa terrible tragedia sobre los padres de Leo, él jamás se había recuperado, aunque no lo dejaba notar detrás de una sonrisa forzada. Así que se fue, sin avisar, tal vez ese fue el motivo de que ahora Leo, ya crecido, haga lo mismo que su padrino, irse sin despedirse. A veces las personas copian lo malo de otras, siendo en forma despechada, pero no tengo la palabra para corroborar si fue expresamente por ese motivo. En fin, la sonrisa de Leo había reaparecido un día, pero era maquinal, algo realizado por mera educación. No lo sentía realmente, y yo no era capaz, ni nunca tuve la habilidad para hacerlo sonreír de verdad. Bueno, a veces creía que reía de verdad, pero se esfumaba al siguiente minuto.

De pronto, ella llegó a nuestras vidas y lo cambió todo, no solo para mí, sino para Leo, dándole un enorme valor. No sé qué hizo, no sé. No me lo explico. Pero algo de ello entendí cuando me enojé abiertamente con ella pensando que me tenía lastima por no concebir un espíritu. Eso había sido más un odio a mí misma que por ella, y creo saber que arrastré todo lo que me tenía rencorosa y lo explotó en ese mismo momento.

TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)Where stories live. Discover now