TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)

Capitulo 8: Soy Real

-Wooow, que buena reacción, espérame aquí, te traeré algo que te va a encantar- me dice Ángela mientras se va corriendo, yo no la miro, me quedo parada estupefacta.

Ángela ya estaba acostumbrada a esto, obviamente. Ella nació y se crio en este mundo, era tan normal como yo al ver los autos pasar en la calle, grandes edificios, imágenes digitales con grandes pantallas, personas hablar dentro de una caja llamada televisión, y tantas cosas más, que si Ángela los viera estaría igual que yo. Bueno, también soy lenta en este tipo de cosas nuevas, necesito tomarme el tiempo, asimilarlo de a poco, sino mi cerebro se quemaría.

No tengo una mentalidad fuerte, aunque la quisiera. Si en este momento o cualquier otro, has pensado en mí como débil, lamentable, patética y aburrida, pues lo lamento, he nacido así, todo lo que he vivido hasta ahora me ha hecho de esta manera. Puede que mi vida se asimile a la de una chica buenita y pobre que no tiene el valor para afrontar a los demás, tal vez sea verdad, tal vez alguien más fuerte y sin ningún problema psicológico sería mejor, lo siento, ¿no eh sido de tu agrado?, ¿no me hablarías por eso?, diferiré contigo. En lo que no estoy de acuerdo es en algo, no soy tan buena. Pude soportar mi vida hasta ahora y seguir derecha, pero como todo humano tengo mi lado oscuro, nada es perfecto y yo tenía pensamientos, sentimientos de venganza, odio y depresión, nada es como lo pinta, no soy una muñeca de trapo y lo único que me mantuvo en buen camino es el poder de reprimir las cosas que tengo, yo solo quiero hacer el bien y no el mal, solo quiero ser buena y ver luz en mi camino, lo que cualquiera buscaría, la felicidad, aunque la principal guía fue mi madre, siempre quise ser como ella, no hay día que pasa sin desear que este a mi lado y me diga que camino seria el bueno, a mi todo se me distorsionaba. Pero hay algo que les diré, no se trata del parecido de las cosas, se trata de mí, puedo ser similar a algo, pero nunca lo mismo, que les quede claro que soy real tanto como lo que mis ojos están viendo en este momento. ------

Seres extraños de diferentes tamaños, aspectos y luminosidades se movían cerca de las personas, ya no hacían falta los faroles en los caminos, el resplandor que emitían estas criaturas de fantasía era envolvente. Lo vi claramente, a una especie de gato amarillo del tamaño de un brazo adulto, que tenía una cola enorme y un pelaje largo que se movía sin detenerse de forma ondeada en la cual emanaba un resplandor característico como todas las otras criaturas. Otro ser era una especie de hámster de pelos puntiagudos y colores llamativos como el violeta y fucsia, más a lo lejos, un pájaro celeste con patas grandes y gruesas, pero sin alas, eso sí que era curioso. Era raro, su imagen era un poco distorsionada, se veían bien, pero eran como fantasmas, cuál sería la palabra apropiada, es verdad lo dijo Ángela, son espíritus. Esos tres eran realmente visibles, los demás espíritus eran bolas de luz ambulantes con formas redondas y pequeñas. Yo trate de tocar una.

-Ven- sigo a uno de esos espíritus redondos y brillantes, hasta casi alcanzarlo en puntas de pie, con mi brazo extendido hacia él.

No pude tocarlo, mi pecho había empezado a doler y apretarse de una manera horrible. Primero fue una presión, pasando a un gran calor que se fue propagando por todo mi cuerpo empezando por mi pecho, mis piernas temblaban, la boca se me secaba, sudaba por el gran calor que sentía. No era como el fuego, no sentía que me quemaba o ardía, pero sí que era demasiado cálido, caluroso, era como si hubieran prendido una estufa en mi pecho, logrando casi volverme loca, no podía más, me desesperé y fui a buscar a Josephina que todavía estaba con Teresa. Escuchaba las voces de personas que me preguntaban que me pasaba, si me encontraba bien o si quería ayuda, debí verme fatal.

Ángela no había vuelto, así que entre muy despacio al local ya que estaba al borde de desmayarme. No había ningún cliente, solo se escuchaban voces detrás de una puerta que conectaba con la cocina.