Capítulo 42: Cubo de agua y...

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—No te resistas, no soy tu enemigo.

—Entonces ¿quién eres?

—Te lo diré, pero necesito que cooperes.

Todo en la cocina estaba igual de oscuro, y a duras penas se podía ver las formas y simetrías a nuestro alrededor. Él hombre misterioso me había traído sobre su hombro derecho hasta aquí, y mientras que lo hacía casi como un felino, podía observar el suelo, y el hecho de que meseros y marineros estaban dispersos por el suelo como sacos de plomo. Se les notaba ausentes e inertes, pero no muertos. El mismo estado que el del joven recepcionista. Luego de pasar por todo el comedor, habíamos llegado al punto culinario que no presentaba muchos daños, y solo una mujer parecía dormir sobre una silla, pero claramente no era por el sueño. Él me dejo en el suelo y nos ocultamos detrás de un horno de barro, lo bastante grande para tapar nuestras siluetas desde la perspectiva de la entrada. Había ollas metálicas colgadas y cucharones de madera por el suelo. Y lo demás, era un misterio para mí, ya que no se podría apreciar más que mesas de mármol y algunos platos rotos.

—Esto me asusta, ¿Qué está pasando? —lo busco con mis manos dentro de la negrura y alcanzo a tomar una esquina de la manga de un brazo, pero no estaba segura si el derecho o izquierdo.

—Tranquila, primero te diré quién soy —me toma la mano con la suya y me transfiere su calor a la vez que su calma.

"En estas circunstancias puede hablar tan tranquilamente, y su pulso no parece cambiar"

_Debe estar entrenado.

"Eso debe ser Pey"

—Seré breve, yo soy un guardián de la marina que fue asignado a la cabina del capitán en este viaje... —se detiene y un tanto acelerado continua —. Mira, lo único que debes saber ahora es que alguien del reino oscuro se ha infiltrado y que estuvo dejando en transe a todos los que aquí respecta con una especie de humo negro.

—¿Del reino oscuro?, ¿no que habían cesado sus ataques?

"Aunque ni yo me lo creía por completo"

—A veces se deben tapar los problemas para que no se fomente el miedo.

—Pero eso no significa que se tenga el derecho de mentir.

—Niña, mira —parece levantarse delante de mí y me da un toque en el hombro —no te dije aquello para que me des clases del bien, solo quédate aquí, en silencio, y espera a que vengan los refuerzos. Ya mandé la señal, mientras tendré que enfrentármeles para que no llegue la amenaza a las habitaciones de los pasajeros.

—¿No me quedaré aquí sabiendo que está mi familia en peligro? —me inclino hacia su pecho y me levanto con la ayuda de su ropa —quiero ayudar.

—No y punto. Solo me estorbaras.

Parecía definitiva su respuesta y no flaqueaba sobre lo dicho, pero tuvo que aceptarme a la fuerza, ya que la interrupción de una voz siniestra dictó lo que sucedería.

—Así que ustedes me faltaban. Tú, guardián, eres escurridizo.

—Maldición, nos vio.

En efecto, este ser oscuro emanaba un humo que crecía para llegar a nosotros. Me invadió la desesperación, ya que si lo aspiraba podría quedar como los demás. Me congele ante su aspecto amenazante, y el hombre misterioso con total lucidez me sopló palabras al oído.

—Toma esta mascarilla, te protegerá del humo. Yo ya la tengo, y tendré que pedirte un favor.

Miré hacia donde debería estar su rostro mientras me colocaba temblorosamente la mascarilla que me tapaba debajo de mis ojos hasta el cuello, y asiento como si me pudiera ver.

TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)Where stories live. Discover now