TIERRA DE ESPÍRITUS~La chica dorada (TERMINADA)

Capitulo 46: Un humano celestial

Ya no puedo negar la verdad. No hay manera de hacerlo con tan clara prueba. Pretendía no darme cuenta de los indicios para no estar envuelta en el rollo histórico de este mundo, pero dar la espalda a esto, sería como darle la espalda a mi madre. Está bien, lo admito dentro de mis pensamientos. Yo soy la hija de la princesa desaparecida hace muchos años, lo que quiere decir que todo este tiempo, este era mi mundo original, el que debería ser por la sangre de ella. Aunque mas estoy dividida entre los dos mundos, por la sangre de mi padre. Esto me explota la cabeza, pero tengo que razonarlo, aceptarlo de una vez. Entonces el rey que lleva mucho encerrado en el castillo, es mi... mi abuelo. Por dios esto es más de lo que cualquiera podría asimilar. No sé lo que debería hacer con esta revelación, es mucho. No puedo con todo. ¿Y si vuelvo al otro mundo? O ¿si me presento al rey?, no, no. Mi madre, ella puede que esté viva. ¿si sigo mi vida como esta y me aparto del caos?

Basta. Debo partir en pedazos mi cabeza, y dejar por ahora de lado lo nuevo, y continuar con lo que le prometí a Joel. No tengo que apurarme, no tengo por qué responsabilizarme del pasado de mi madre, ni contarle a nadie de esto. Podría hacer de cuenta que lo que leí no era eso sino otra cosa.

Lo ocultaré, y no dejaré que nadie vea el collar. No puedo dejar que lo vean, que sepan... lo siento, pero resolveré mis propios problemas y seguiré mi vida con lo que tengo ahora, y no quiero soltarlo.

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El amanecer del ultimo día en el barco llego. Era increíble como mis pies ansiaban la tierra firme, y pasaba lo mismo con los demás, lo veías en sus rostros. Pero si tan solo fuera por eso, ya que era inevitable el hilo tensado de aquella noche en la cubierta. Los cuerpos habían sido limpiados y desplazados a un lugar fuera del alcance de cualquiera. La gente era atendida y consentida el doble de antes para aminorar la imagen mental que se había creado. Algunos empezaron con nauseas, otros querían bajarse inmediatamente, pero por fortuna, encontraron alivio al final. Entendieron que ya estábamos a salvo, que nada se atrevería a volver a invadirnos. Fue un percance, no menor aclararon, pero que aun así estaban preparados. Pues, en definitiva, no llegaron a las habitaciones.

Mi familia comenzó a conocer a Joel, y aunque tenían muchas dudas, sabían que no era una mala persona. También me pasé los días restantes con él lo más que podía. No solo para acercarme y conocer más a fondo su pasado, sino que ver a alguien de mi anterior mundo me ponía nostálgica, y no de una manera que dolía, en cambio, que relajaba. Él me presento con el capitán del barco, el cual era su misión a proteger. No pregunte sobre el motivo del arrebato del barco, sabía que no era algo que me contarían. Un sujeto agradable y pintoresco, bien afeitado y con el cabello blanco partido a la mitad de la cien. Debía tener unos sesenta, pero su cabello le aparentaba unos cien años. Pero lo que destacaba eran que tenía un ojo azul y el derecho blanco. Tampoco pregunte. Me conto con gran entusiasmo el como Joel había anticipado a esos sujetos, y lo había llevado a un punto ciego entre las tablas de su cabina, que le había preparado de ante mano por cualquier inconveniente. De alguna forma había pensado en el hecho de que si atacaban seria de improvisto, de manera que no podrían bajar hacia las habitaciones de los demás, y la única alternativa seria pasar por el salón principal, donde ellos ya los estarían esperando.

Joel se mantenía callado con una sonrisa satisfecha. No sentía ni vergüenza por sus elogios, ni superioridad. Me ponía contenta esa resolución y que sus planes mentales hubieran sido acertados. Luego pase a ser yo la elogiada, por como contraataque y ayude tan valientemente. Sin embargo, no era como Joel, y me avergonzaba con una mezcla de alegría que titubeaba.