DESORIENTADO

1.1K 128 2
                                    

{JACK}

No paro de gruñir.
No tengo ni idea de si es de día o es de noche.
Estoy perdido.
Desorientado.
Tienen que sacarme de aquí.
Me agobio.
Esta celda me atrapa.
La puerta no se abre.
Se oyen gemidos fuera.
Sollozo echo una bola sobre el duro y frío suelo.
Solo quiero que me saquen de aquí.
Esos malditos...

- Jack- susurra alguien y levanto la mirada.
Es un jovencito rubio, me pareció haberlo visto antes, pero... antes no era rubio.
- ¿Cómo sabes mi nombre?- le pregunto desconfiado.
- Todo el mundo sabe quien eres. Te están buscando. Quiero sacarte de aquí pero no puedo, mi padre tiene la llave- me dice en susurros-. Aguanta, ¿vale?
El chico se da la vuelta y desaparece.
Estoy solo en esta prisión.
Solo quieren aprovecharse de mí para encontrar una cura.
Pero yo no quiero una cura, yo no quiero desviar el castigo divino.
Todo esto está pasando por algo, nos lo merecemos, por ser unos seres muy egoístas, hipócritas, egocéntricos, violentos,... No todos somos iguales pero la mayoría sí, y era necesario una advertencia.
Para que cambiemos, para que aprendamos, para que amemos.
El apocalipsis tiene que seguir su curso, hasta que un día... termine... por sí solo... dejando a los afortunados que formarán un mundo mejor que el anterior.

- ¿No habrá venido por aquí un chaval rubio, parecido a mí?- me pregunta el chico moreno que vi al principio.
- No- miento-. ¿Por qué?
- No me fio de mi hermano- dice y me mira muy serio-. En cuanto a ti, tenemos pensado lo que hacer contigo. Vamos a conseguir esa cura cueste lo que cueste.
- Tanta ambición... Tanta desesperación... Solo acabará de una forma- le digo retándolo.
- ¿Ah, sí?- me responde, vacilón-. ¿Cómo?
- Muerto. La escoria como tú no merece sitio en este mundo- le digo asqueado.
- Se acabó la charla- nos interrumpe el viejo canoso que me secuestró.
Antes de poder reaccionar me han disparado con una pistola eléctrica y me encuentro tumbado en el suelo, convulsionando.

Cuando abro los ojos de nuevo, veo como una aguja se clava en mi muñeca derecha.
Grito de dolor.
- ¡Vaya, se ha despertado!- exclama el chico moreno-. ¿Lo sedamos de nuevo?
- No- le responde el viejo con un tono de diversión en su voz-. Deja que sufra.
Y entonces dirige una aguja hacia uno de mis ojos.
- ¡No!- grito, desesperado-. ¡NO!
- ¡Jack!- la voz del chico rubio-. ¡JACK!
Pero la aguja no se detiene.
Se acerca y se acerca...

- ¡Jack!
Siento un tremendo dolor en la cara.
Parpadeo y empiezo a ver con claridad.
- ¿Zo... Zombi...?- murmuro viendo su rostro.
- Y Zeta. Y Zero- aclara él-. Hemos venido a rescatarte. Te hemos encontrado en el suelo sollozando y moviéndote como si estuvieras poseído.
- ¿Dónde... dónde estamos?- pregunto mirando alrededor.
Es una celda.
Una celda que me suena mucho.
- En Mercury. Rachel nos dijo donde buscarte. No te encontramos en San Anselmo, aunque había pistas de que estuviste allí. En San Rafael no había ni rastro de ti. La Llama es ahora una comunidad aliada de las nuestras, así que si hubieras ido allí lo habríamos sabido. El único sitio que nos quedaba era este sitio lleno de zombis. Mercury- me explica Zombi-. La mayoría son lentos, Zeta nos ha ayudado a llegar hasta aquí. Dime, ¿quién te ha encerrado en esta celda?
- Yo...- murmuro desorientado, intentando recordar-. Creo que he sido yo...
- ¿Crees?- me pregunta Zero.
- No... no lo sé... No... no recuerdo nada...- murmuro cabizbajo.
- ¿Desde cuándo tienes amnesia?- me pregunta Zeta-. ¿Qué te está pasando, Jack?
- No... no lo sé. Tenéis que iros. No me hace falta que me rescate nadie. Estoy bien- les digo intentando recomponerme.
- Ni de coña, chaval- niega Zombi-. No hemos recorrido medio país para nada. Te vienes con nosotros, es una orden. Tu prima te necesita, allí podrás ponerte bien.
- ¡No me hace falta ponerme bien! ¡Estoy bien!- les grito levantándome del suelo.
- Jack, sé razonable- me pide Zeta-. No somos los únicos que te están buscando. Nosotros somos tus amigos, si quieres irte, te dejaremos ir, pero te encontrarán, tarde o temprano, y los otros no tendrán piedad ni compasión al atraparte. Al fin y al cabo eres la persona más buscada por orden de la presidenta.
Rachel...
- Rachel...- murmuro apretando los puños-. Maldito el día que se hizo con el poder.
- ¿Y bien?- me pregunta Zero.
- Bien- suspiro-. Iré con ustedes.

Partimos hacia un embarcadero situado en California que nos llevará en barco hasta Yanna.
Voy montado en Apocalipsis, el caballo rojizo de Zombi.
Todo va bien, sin ningún obstáculo por el camino.
Pero la calma no tarda en desaparecer.
- ¿Jack?- me pregunta Zombi, sobre su caballo, delante mía-. ¿Qué has hecho?
- ¡Nada, esto no es obra mía, lo juro!- le digo igual de sorprendido que ellos.
Ante nosotros se extiende una manada de zombis, mayor que cualquiera que hayamos visto hasta ahora.
Miles y cientos de miles de ellos.
Nos bloquean el camino.
- ¿Puedes con ellos, Zeta?- le pregunta Zombi.
- ¡Son demasiados, es imposible!- responde la mujer.
- ¡Vamos a tener que coger otro camino!- dice Zero.
Todos están de acuerdo en retroceder.
Pero al darnos la vuelta nos encontramos con algo que ninguno habíamos advertido, ni siquiera Zombi con sus pelos de punta.
Algo que nos deja a todos... desorientados...

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now