LOCURA

985 93 7
                                    

{ED}

- ¡Para!
La voz de Miguel, la voz de mi hermano, mi único ancla a la cordura, el silencio de mi cabeza.
Y mi visión aclarada.
Mi brazo atraviesa un cuerpo humano.
Un chico del pelotón 166.
Un chico en cuya placa aparece el nombre de Elias.
Muerto, con los ojos desorbitados.
Al darme cuenta de la realidad, me dejo caer, aún unido al cuerpo.
Retiro el brazo del pecho del joven, sin dar crédito a lo que acabo de hacer.
Hacía muchísimo que no me pasaba...
Miradas de asombro a mi alrededor.
Bocas abierta.
Personas que retroceden, asustadas.
Reconozco a alguien.
Kat.
Es la única que no me mira con expresión de alerta o miedo. Parece más que nada preocupada por mí, por lo que podría pasarme.

Y de repente unos brazos me atrapan. Me retienen pero con mi brazo robótico consigo liberarme, empujando a los dos soldados lejos, cayendo contra el suelo.
Me pongo a la defensiva. Unos guardias vienen hacia mí y preparo mi puño de hierro.
- No- me dice Miguel bajándome el puño en alto-. No vas a hacer más daño. Haz lo que te ordenen.
- ¡Pero me encerrarán y tengo que luchar, aún no hemos acabado! ¡Puedo protegeros! ¡Debo protegeros!- grito sin control.
- Lo sé, hermano, pero las cosas están muy descontroladas. No hagas que se descontrolen aún más. Tranquilo- me suaviza su voz-, te sacaré de allí cuando todo esto acabe.
Y sin darme cuenta me dejo llevar por los guardias. Me dejo capturar.
Echo un último vistazo a Miguel mientras este se da la vuelta y vuelve a la batalla.
No ha terminado.
Y yo solo lo he empeorado.

{RACHEL}

Corro entre las calles.
Entre las callejuelas de Yanna.
Luke se cree que sigo encerrada en mi despacho pero nada me iba a hacer cambiar de opinión. Ni siquiera la preocupación de Liam. Nada me va a detener a la hora de defender mi pueblo, a la hora de defender a la humanidad.

Oigo gritos, sollozos y llantos.
La locura consume Yanna, causada por zombis que han llegado a la isla nevada a través del agua, siguiendo un rumbo, muertos que son capaces de nadar.

Un gemido cercano.
Alzo mi machete y cruzo una esquina.
Ahí está, justo frente a mí.
Un zombi podrido y apestoso. Un ser horroroso lleno de sangre y sarpullidos por todo el cuerpo.
Reacciona en cuanto se da cuenta de mi presencia y las facciones de su cara se arrugan, señal de que va a actuar. Y en efecto, corre hacia mí.
Espero el momento exacto.
Me fijo en sus pasos.
Se acercan.
Me preparo para el ataque.

Un crujido de huesos.
Un cráneo rebanado.
Estoy en forma pero no me basta con el machete, necesito mi ballesta.
Y está en mi casa.
Corro bajo mi capucha azul, matando a todos los zombis que me encuentro, evitando zonas muy invadidas.

Las puertas están cerradas, Liam tiene mis llaves. Así que me agarro sobre un saliente y me impulso hacia la ventana del piso de arriba. No puedo abrirla así que rompo el cristal con el codo. Sin pensarlo. No puedo perder tiempo.
Caigo rodando por mi habitación. Abro el armario y giro la ruedecita de mi caja fuerte.
No. No está. Mi ballesta no está. Ni el arma ni las flechas. Han desaparecido.
- ¿Buscabas esto?
Me giro sorprendida por la voz de mi marido.
Ahí está Liam, parado frente a mí, con la ballesta en sus manos.
Tiendo un brazo hacia él.
- Dámela- le exijo.
- Me has desobedecido- me dice muy serio.
- Hablas como si fueras el presidente.
- Recuerdo cuando te aclamaban como presidenta y solo aceptabas si nosotros te ayudábamos. Si funcionábamos como dos en uno. Pero últimamente solo haces lo que te da la gana, sin consultármelo, tomando las decisiones por ti misma.
- Llevo años ejerciendo de presidenta, ya sé como va y no necesito ayuda de nadie- le digo no muy segura.
- Sí que la necesitas. Sin mí estarías perdida, lo sabes. Yo solo quiero protegerte, Rachel. Pero claro, ya no eres una cría y no te voy a decir qué debes hacer y qué no- me dice tendiéndome la ballesta y las flechas-. Aquí tienes. Solo me gustaría que, alguna vez, me hicieras caso y confiaras en mí.
- Lo mismo te digo, Liam Fire. No voy a quedarme sentada viendo como Yanna se viene abajo. Si Yanna cae, yo caeré con ella.
Le quito el arma de las manos y salgo corriendo.
Hacia la lucha.
Hacia la locura.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora