ED KENNEDY

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El Comienzo, el lugar que han construido para que los supervivientes empiecen de cero pero esto tenía un truco. De cero, de nuevo, todo eso que prometían llevaba una trampa consigo y es que nadie recordaría quien era el que fue antes. Y ahora entiendo el motivo. Ahora que he recobrado la memoria y lo veo todo más claro que nunca, siento el impulso que me lleva a rebelarme contra ellos. Y no querían que eso pasase en su preciado mundo.

Desde el aire empiezo a distinguir la forma del sitio donde estaba. Es una isla aparentemente construida artificialmente, rodeada de otras islas más grandes, llenas de vegetación y a saber que más. Desde el aire la isla conocida como El Comienzo apenas es distinguible, camuflada entre las otras, tan escondida y alejada del mundo que normal que nadie sepa de su presencia.

- Estamos en medio del Océano Índico- me informa una voz, sacándome de mis pensamientos.

Es Jeremy, que está revisando unos mapas que ha encontrado en la nave mientras maneja los mandos. El pelirrojo no tiene buena cara y consigo ver que está sangrando por una herida de bala en un brazo.

- ¡Tienes que curarte eso!- le digo sonando urgente.

- No creo que pueda- murmura este sonando totalmente cansado-. Alguien tiene que pilotar este trasto. Yo que tú intentaría hacer algo por Kian, no creo que se encuentre muy bien.

Entonces me dirijo hacia el otro tipo, el de los ojos azules, que yace en el suelo de la nave, sin hacer ruido, encogido sobre sí mismo, intentando contener el dolor para sus adentros.

- ¡Pero... yo no...!- murmuro y Jeremy me interrumpe.

- ¿Sabes pilotar esta máquina?

- Yo... eh... no- determino tras echar un rápido vistazo a los extraños mandos, pilotar nunca ha sido lo mío.

- Pues ya puedes ir haciendo algo por mi amigo si no quieres que se muera, yo te voy indicando- me dice.

- Está bien- digo acercándome a Kian y tratando de colocarlo en una buena posición.

El hombre gime un poco de dolor pero me alegra saber que no es de los que se quejan demasiado. Tiene dos heridas de balas en una pierna, un agujero en un hombro y un rasguño en la cara. Trago saliva, el suelo está echarcado, ha perdido mucha sangre, no sé si podré salvarlo.

- No te desanimes, Ed, confío en ti. Y Kian también. Ve hablándome de su estado y te guiaré- me dice Jeremy.

Mientras hago todo lo que Jeremy me aconseja, recuerdo las lecciones básicas de supervivencia que Clare, siendo Roxane, me enseñó durante nuestro tiempo en El Comienzo. Ella me seguía el rollo con mis alocados pensamientos, según ella, y yo le pedía que me enseñara todo lo que sabía. Ambos aprendíamos el uno del otro. En ese entonces todavía no recordaba a Clare pero siempre lo supe, siempre supe que era especial. Quizás ha sido demasiado tarde, quizás he sido un estúpido al no haberme dado cuenta. Clare era la mujer de mi vida. Su recuerdo hace que algo me apriete en mi interior, ahogándome y, a la vez, que me lata deprisa el corazón. Durante todo este tiempo me he dado cuenta que la quería, la quería de verdad. Que no era una más, como podría haberlo sido cualquiera. No, ella era la única, la persona que jamás creí que llegaría a mi vida. Aparte del sexo, nunca me había llenado tanto una mujer. Siempre he sido un hombre de muchas mujeres, de hola y adiós. Pero no, ella no era así para mí. Y saber que la he perdido para siempre me parte el alma y odio este sentimiento. Eloy... Clare... Podríamos haber formado una familia si las circunstancias hubieran cambiado, si no me hubiera dejado llevar por mis pensamientos impulsivos y tontos. Y ahora lo único que me queda es mi hermano, Miguel Kennedy, el que ha estado para mí durante toda la vida. Siempre hemos sido inseparables. Y todo este tiempo ha sido ya mucho tiempo separado de él. Es hora de que vuelva a verlo, de que nos reunamos de nuevo, de que pueda dejar de ser tan débil. Él, con su sola presencia y fortaleza, me ayudará a ser fuerte de nuevo y centrar mis ideas. 

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now