FANÁTICOS

865 75 2
                                    

{ERICK JONES}

- Muy bien, señor Jones, siéntese ahí que le voy a hacer unas preguntas. Solo es para recoger algunos datos y comprobar que es válido para asentarse en nuestra comunidad. Para empezar, cuéntame todo tu pasado. Toda tu historia.

Mi historia.

Mi pasado.

El hermano mayor, ese soy yo. El que deja de recibir toda la atención en cuanto nace el hermano pequeño. El segundón. El que no destaca.

En clase, siempre he intentado ser el que más nota sacaba pero siempre había alguien que me superaba. En deportes, más de lo mismo. Y en mi familia empecé a pasar desapercibido en cuanto apareció mi hermano Julio. Él siempre ha sido el favorito, el más querido, a pesar de que siempre se metiera en problemas, toda la atención recaía en él. En mi grupo de amigos, nunca fui lo bastante importante, era el típico gracioso del grupo que a todos le caía bien pero sin destacar. Nunca me supuso un problema hasta que llegó la chica, Jeanine. Primero se fijó en mí pero pronto conoció a mi mejor amigo, Bran, el guapo, el atlético, el chico sobresaliente, por el que acabó dejándome. Pero nada de esto tiene importancia porque el mundo acabó muy pronto. Me dejó solo, sin familia, sin amigos, sin chicas que acabaran dejándome por alguien mejor. Fue un shock al principio, no sabía qué hacer, dónde ir. Estaba solo, era algo nuevo para mí. Pero supe adaptarme, siempre he sabido adaptarme a nuevas situaciones y sacar lo mejor de mí. Sobreviví escondido y planeando mi próximo movimiento. Lo encontré como una oportunidad para destacar, era algo que se me daba bien, sobrevivir, confrontar las situaciones adversas. Me las apañé bien solo hasta que encontré un pequeño grupo. Entonces todo se empezó a complicar. Ya no destacaba tanto, sabían sobrevivir e incluso pelear mejor que yo, había un líder que daba órdenes. En definitiva, volví a ser un segundón. Y un día, me harté de acatar órdenes, así que entré en cólera y tras negarme a obedecer me metí de lleno en una pelea que terminó bien porque me rendí. Pero no acabó así, jugué sucio, ya que de otra forma no podría ganar. Maté al líder mientras este dormía, lo ataqué por la espalda. Y cuando todos descubrieron que su jefe estaba muerto, echamos la culpa a los muertos y quise hacerme con el mando, con el control de la situación, pero nadie estaba de acuerdo. Hubo una confrontación por quién asumiría el liderazgo así que cogí mis cosas y me marché sin ser descubierto. No quería tener que matar a nadie más. Solo quería ser mi propio líder, elegir mi propio camino y seguir mis propias órdenes. Solo quería ser alguien aunque la única manera fuera ser alguien por mí solo. Pero pronto empecé a entender que estar solo y vagando de aquí para allá no era una opción. En cuanto aparecieron muertos más rápidos y peligrosos, mi objetivo fue pasar desapercibido. Entré en una comunidad más grande. Solo quería que nadie me prestara atención, como había sido en mi vida anterior, un fantasma a la sombra de otro. Pero mi razón no me dejaba quedarme quieto. Empecé a ascender en la escala social de aquella comunidad de Sudamérica hasta ser el segundo al mando, hasta ser quien manejaba los hilos sin ser visto. No era una figura pública pero al menos tenía poder. Con eso me bastaba. Por el momento.

Me fue bien por un tiempo, bastante relajado. Tenía mucho tiempo libre así que opté por dedicarme a investigar, empecé a desarrollar una extraña obsesión por los muertos. Los muertos lentos y los rápidos. Dediqué tanto tiempo a encontrar una explicación a todo... Y no encontraba una respuesta. Así que empecé a viajar. Siempre iba a tener un hogar en aquella comunidad pero mi obsesión hizo que fuera de un lugar a otro buscando respuestas. En cuanto partí de allí, jamás volví a regresar. Mi camino llegó hasta la  Base Militar Niara, en Kismayo, Somalia, África. Pero no era como había pensado. La ciudad estaba infectada hasta los topes así que no pude investigar nada. Todas las pistas señalaban a que aquel era el lugar, el inicio de todo. Pero no podía hacer nada, así que me quedé en los alrededores, observando desde el piso más alto de un edificio, pensando en mi próximo movimiento. Hasta que cuando, un día al despertar, ya no estaba en aquel edificio. No sabía dónde estaba. Me habían secuestrado. Y aquel fue el inicio de todo, mi despertar.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now