EXTERMINIO

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{ZETH}

Zero, Zeta y Zombi van por delante.
Se dividen, despejando el camino, luchando con gran equilibrio sobre sus hermosos caballos.
- ¿Preparado?- le pregunto a Miguel, a mi lado, dispuesto a ayudarme con la misión.
Este asiente con la cabeza, en silencio. Está preocupado por su hermano Ed, pero sabe que esto es más importante que otra cosa. Es el bien general, por encima de todo.
Tenemos que impedir más muertes y solo basta con matar a un ser.
A la musa.

Echamos a correr, envueltos en nuestros trajes de buceo. Esta vez no llevo mi máscara original, ahora tengo una máscara de buceador.
Corremos hacia el lugar de la playa nevada donde se encuentran aparcadas las motos acuáticas.
Mientras tanto, voy eliminando a algún que otro corredor que se acerca.
No permito que estén a menos de diez metros, acabo con ellos antes lanzándoles mis cuchillos. No necesito nada más. En cambio, Miguel dispara a diestro y siniestro con su rifle.
Observo como Zeta dispara también con un rifle y Zero con un arco. Por otro lado está Zombi, cortando cabezas con su guadaña. Sus movimientos son elegantes, majestuosos, muy precisos, como si llevaran una vida entera de entrenamiento.
Los tres jinetes del apocalipsis nos abren paso hasta nuestro destino.
Miguel y yo impulsamos las motos hacia el agua mientras empiezan a rodearnos zombies que pronto caen gracias a la ayuda de nuestros compañeros.

Ya.
Ya estamos en el agua.
Pero no a salvo.
Los zombies también dominan este terreno.
- ¿Y ahora qué?- pregunta Miguel arrancando la moto.
- ¡Sígueme!- le grito y acelero.
Pero de repente el movimiento de la moto se ve interrumpido.
Zombies.
Agarran la moto por debajo.
Intentan subirse.
Giro el acelerador aún más, desplegando un torrente de sangre roja sobre el azul agua.
Lanzo un par de cuchillos para eliminar a los zombies que aún siguen reteniéndome pero el agua reduce la fuerza a la que iban los cuchillos y no hace efecto.
Cabreado, dejo de acelerar y golpeo las manos de los muertos.
Uno asoma su cabeza del agua y le asesto un golpe con mi pie, cayendo al agua de nuevo.
Aprovecho que estoy libre para seguir mi camino.
Acelero hasta ganar más profundidad. Ahora debería de ser imposible que me alcancen.

- ¡No la oigo!- exclama Miguel.
- ¡No vamos a poder oírla a través del agua pero tranquilo, sabré su posición enseguida!- le aseguro.
Echo una mirada a mi localizador, una pequeña pantalla que me avisa de actividad vírica y movimiento.
Entonces observo un patrón mientras sigo acelerando.
Una gran cantidad de círculos en amarillo alrededor de uno en rojo. Los amarillos significan virus y el rojo movimiento.
No es una mutación. Las musas no transmiten el virus y tampoco lo tienen. No son una mutación de los zombies.
Son una creación.
Una creación humana.
- ¡Está aquí!- indico a la misma vez que alguien grita.
Miguel.
Giro mi mirada hacia él.
Un montón de manos alrededor de su moto hacen que esta se tambalee.
Miguel Kennedy empieza a perder el equilibrio. Intenta zafarse de los zombies. Cuando me dispongo a ayudarle, ya es demasiado tarde.
Unas manos se tornan alrededor de sus piernas y acaban sumergiéndolo.
Se acabó.
Esto también puede ser mi final pero si lo es, al menos también lo será de la musa.

Los zombies han percibido mi presencia. Ahora me toca a mí. Es mi turno. Vienen a por mí.
Por eso tengo que actuar.
Ya.
Deprisa.
Me equipo con las aletas para poder bucear rápido.
Cojo las bombas provisionales que traía y me zambullo.
No quería que acabara de esta forma pero no queda otra opción.

Tres minutos.
El contador ya ha comenzado.
Esa zorra va a morir.
Y yo con ella.

{KAT}

- ¡Acabad con todos! ¡Vamos! ¡Exterminarlos! ¡Zeth va a matar su núcleo pero no podemos permitir que sigan adentrándose en nuestra zona! ¡Yanna es nuestra, nos pertenece a nosotros, los humanos!- grito en un acto de guerra, intentando dar fuerza a los que están a punto de retirarse y esconderse como cobardes.
Yo no seré una de ellos.
Kat Prior no parará hasta acabar con todos.
Hasta que ganemos.
Vivir o morir.
No.
Vivir.
Antes no tenía nada por lo que luchar y aún así quería seguir viviendo. Por mí.
Ahora es distinto. Ahora sí tengo por lo que luchar. Por Zeth. Por Hope. Por todos mis amigos. Por mí.

Machete a la derecha. Machete a la izquierda. Rebanando sesos, coloreándome de rojo, permitiendo que la ira me maneje.
La ira nunca me ha vuelto loca, como a Jack. Gracias a la rabia puedo manejarme mejor, puedo pensar mejor y puedo actuar mejor.
Y eso hago, dejar que mi rabia fluya por el filo del machete hacia los cráneos de los infectados.
La munición de los soldados se acaba y corren a reabastecerse pero sigue habiendo bajas.
Lo que me enfurece aún más.
Uno de esos gritos puede ser de Hope.
Una de esas gotas de sangre puede ser de ella.
Grito.
Furiosa.
Un grupo me rodea. Solo por un instante.
Caen uno por uno. Y devuelvo el favor, lanzando una cuchilla hacia la dirección en la que Rachel, bajo esa capucha azul, me ha ayudado.

Una explosión pequeña, otra más. Los soldados lanzan bombas hacia la entrada de la playa, acabando con los que siguen llegando.
El ruido es ensordecedor. Disparos y explosiones, el acero cortando la carne, las flechas volando por el aire.
Es un exterminio.
Tanto de humanos como de infectados.
Solo queda rezar por que Zeth acabe con la musa. Sé que puede conseguirlo.
Solo tiene que clavarle uno de sus cuchillos en el cráneo. Es un buen nadador. Sé que lo conseguirá.

Sigo eliminando a infectados. Hasta que mi visión se topa con ella.
Mi hija. Hope.
Sana y salva, luchando sin parar junto a Andrew.
Corro hacia ellos, para ayudarles.
Pero algo me para.
Me para en seco.
Igual que a los infectados.
Un ruido gigantesco que procede del agua.
Un reflejo rojo y naranja.
Una bola de fuego, confundida con una oleada de agua.
Una explosión enorme.
Que indica que todo se ha acabado.
Que el exterminio ha llegado a su fin.
Que todo se ha desvanecido.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now