EPÍLOGO

908 92 34
                                    

[UNA NOCHE APARENTEMENTE NORMAL]

La alarma suena. Es la hora de ir a trabajar. Y Cordelia lo sabe. Agarra su maletín y sale de su casa.

Parece otro día más, otro día igual. Pero ella sabe muy bien que no es un día cualquiera, que hoy es una día especial. Más bien, una noche especial. La noche que todos estaban esperando desde que se anunció la noticia. Saldrá en todos los canales y en todas las emisoras de radio. Y ella será la afortunada de tener tal privilegio.

Cordelia está preparada. Más que preparada. Lleva días entrenándose para ello. Tiene nervios, no lo puede negar, esto es algo muy grande. Pero, como siempre, le echa cojones a la vida y sigue adelante.

"Genial", piensa ella irónicamente. Le quedan 20 minutos para llegar a su destino y de su habitación de hotel hasta el trabajo hay media hora. Piensa en pedir un taxi pero hoy no parece tenerlas todas consigo. El último taxi acaba de irse y tiene que arreglárselas para llegar caminando. Va  a paso rápido, lamentándose por el pelo recién planchado que el viento empieza a estropear. Se maldice a sí misma y a la misma vida porque todo parece salirle mal. Hoy, justo hoy.

Mientras camina piensa que parece una noche aparentemente normal. Salvo que no lo es. Atraviesa un atajo que es más rápido pero más solitario y silencioso. Deja de oír el murmullo del tráfico para escuchar el sonido de los árboles y de sus hojas al moverse por el viento. Y de pronto se ve obligada a pararse. Algo huele mal. Le ha llegado un tufo un tanto extraño. 

Va con la linterna de su dispositivo móvil por delante, ya que por esa zona no hay luz de ninguna farola que ilumine el camino. A pocos metros de ella encuentra lo que huele tan raro y tan mal. Y observa, con gran pánico y terror, lo que tiene delante suya. Un rastro de sangre que conduce a algo que parecen intestinos. Descubre que se trata de un pequeño cachorro destripado. Su rostro se vuelve pálido. Tiene miedo. Y sale corriendo, queriendo alejarse de aquella monstruosa y macabra escena. No para de correr hasta llegar a la entrada del edificio, justo a tiempo.

- ¡Por fin! ¡Te estábamos esperando!- le dice uno de los productores y la observa mejor-. Por favor, ¡mírate! ¿qué te ha pasado?

- ¡Hay, hay un perro herido en el callejón!- murmura aterrada.

- Nos ocuparemos de eso, querida, pero date prisa- la urge-. Tenemos poco tiempo y vas a tener que pasar antes por maquillaje. Estás hecha todo un trapo.

Cordelia se relaja y vuelve a sentirse segura una vez dentro del edificio televisivo. Se dirige a maquillaje y allí vuelven a retocarla hasta dejarla impecable. Bien sabe que todo el mundo estará viéndola esta noche.

Justo antes de pasar a la acción, el mismo productor de antes se le acerca y le comenta que en el callejón no había ningún perro herido ni muerto, ningún intestino ni ningún rastro de sangre. Cordelia acepta lo que le dice porque tiene que centrarse en su trabajo pero en el fondo está confusa y cagada de miedo. Lo vio con tanta claridad... Pero decide que puede que fuera una ilusión causada por el estrés. Le ha pasado más veces en su vida pero aquella vez parecía tan real que no sabe que pensar. Decide olvidar el tema. Suena un timbre. Ya es la hora. Solo quedan unos minutos.

Se dirige a la sala donde ocurrirá el hecho mundial. Saluda a todos sus compañeros de trabajo que se va encontrando.

Todo parece normal por ahora. Como todos los días, vuelve a estar en su trabajo.

Apocalipsis Zeta - Parte 7: La última amenazaWhere stories live. Discover now